2/09/2020, 20:10
Pero ninguna de sus diez patadas instantáneas conectaron, y sólo agitaron el aire frente a ella.
”¡Rayos!” Además de boxeador, Daigo seguía siendo un ninja, era muy importante no olvidarlo. El peliverde había usado su shunshin para evadir el shunjukkyaku.
—No creo que hubiese derribado a Daigo-san —contestó Ranko cuando su contrincante mencionaba de la que se había librado. La chica bajó la pierna y la apoyó en el suelo, temblorosa —. Pero sí le hubiese dolido. —Rió.
Apretó los puños. ”Genial. Ahora siento los brazos adoloridos y la pierna acalambrada. Pero mientras una pierna sirva…” Se giró para estar de frente al peliverde, mientras él se disculpaba por no dar el cien por ciento desde el inicio, y hacía gala de un jutsu propio: al chocar sus puños aparecieron sendos guantes de chakra esmeralda. Ranko sonrió ampliamente mientras imaginaba clarísimamente un aura de tigre emanando del boxeador.
La emoción de Ranko subió al tope. Retomó la postura del Hakuto no mai en dirección a Daigo.
—¡VAMOS!
—¡VENGA!
Habría sido, tal vez, más lógico esperar a que Daigo avanzara y mostrara de qué era capaz su técnica. Pero ¿había manera de resistirse a tal llamado a la batalla? Ranko corrió, con un poco de dificultad, pero sin ralentizarse mucho. Se desvió hacia una pared y dio un fuerte salto para subir a ella. Ya allí, dio un salto más, esta vez hacia Daigo, mientras lanzaba una patada descendente con su pierna izquierda, buscando su cabeza. Si lograba tocar el suelo sin problema y nada interrumpía sus movimientos, lanzaría rápidamente una segunda patada con la misma pierna, directa hacia el vientre del chico. Intentaría entonces defenderse de cualquier contraataque con sus antebrazos.
No obstante, y siendo muy honesta, lo que Ranko esperaba era ver la potencia del boxeador, y qué tan hábil eran sus movimientos.
”¡Rayos!” Además de boxeador, Daigo seguía siendo un ninja, era muy importante no olvidarlo. El peliverde había usado su shunshin para evadir el shunjukkyaku.
—No creo que hubiese derribado a Daigo-san —contestó Ranko cuando su contrincante mencionaba de la que se había librado. La chica bajó la pierna y la apoyó en el suelo, temblorosa —. Pero sí le hubiese dolido. —Rió.
Apretó los puños. ”Genial. Ahora siento los brazos adoloridos y la pierna acalambrada. Pero mientras una pierna sirva…” Se giró para estar de frente al peliverde, mientras él se disculpaba por no dar el cien por ciento desde el inicio, y hacía gala de un jutsu propio: al chocar sus puños aparecieron sendos guantes de chakra esmeralda. Ranko sonrió ampliamente mientras imaginaba clarísimamente un aura de tigre emanando del boxeador.
La emoción de Ranko subió al tope. Retomó la postura del Hakuto no mai en dirección a Daigo.
—¡VAMOS!
—¡VENGA!
Habría sido, tal vez, más lógico esperar a que Daigo avanzara y mostrara de qué era capaz su técnica. Pero ¿había manera de resistirse a tal llamado a la batalla? Ranko corrió, con un poco de dificultad, pero sin ralentizarse mucho. Se desvió hacia una pared y dio un fuerte salto para subir a ella. Ya allí, dio un salto más, esta vez hacia Daigo, mientras lanzaba una patada descendente con su pierna izquierda, buscando su cabeza. Si lograba tocar el suelo sin problema y nada interrumpía sus movimientos, lanzaría rápidamente una segunda patada con la misma pierna, directa hacia el vientre del chico. Intentaría entonces defenderse de cualquier contraataque con sus antebrazos.
No obstante, y siendo muy honesta, lo que Ranko esperaba era ver la potencia del boxeador, y qué tan hábil eran sus movimientos.
Pensamientos (Plum) ✧ Diálogos (PaleVioletRed)