2/09/2020, 21:27
(Última modificación: 2/09/2020, 21:28 por Tsukiyama Daigo.)
—No creo que hubiese derribado a Daigo-san. —Contestó Ranko, mientras bajaba su pierna, temblorosa. Aparentemente su anterior técnica le requirió muchísimo esfuerzo—. Pero sí le hubiese dolido.
Daigo sonrió, sabiendo que si no hubiera sido derribado por las patadas, seguramente solo habría conseguido mantenerse de pie por pura voluntad. Aunque probablemente la Sagisō pensaba mucho mejor que él sobre sus capacidades físicas.
La emoción de ambos combatientes llegó a su punto máximo cuando ambos se prepararon para reanudar el combate.
— ¡VAMOS!
—¡VENGA!
De nuevo, fue Hakuto quien decidió lanzarse al ataque primero, saltando hacia una de las paredes antes de abalanzarse hacia El Tigre con una patada descendente, mientras él esperaba, agazapado, preparado para contraatacar.
— ¡RAAAAAAAAAH! —Rugió mientras lanzaba su diestra en un puñetazo ascendente que impactaría directamente contra la patada de Ranko.
El impacto dolió, pero el dolor nunca había sido un inconveniente para Tsukiyama Daigo, especialmente cuando se lo estaba pasando tan bien. Por eso y por la resistencia extra que había adquirido, el chico no se detuvo luego de que ambos golpes conectase, sino que persiguió a su rival antes de lanzar un puñetazo recto con la zurda.
Daigo sonrió, sabiendo que si no hubiera sido derribado por las patadas, seguramente solo habría conseguido mantenerse de pie por pura voluntad. Aunque probablemente la Sagisō pensaba mucho mejor que él sobre sus capacidades físicas.
La emoción de ambos combatientes llegó a su punto máximo cuando ambos se prepararon para reanudar el combate.
— ¡VAMOS!
—¡VENGA!
De nuevo, fue Hakuto quien decidió lanzarse al ataque primero, saltando hacia una de las paredes antes de abalanzarse hacia El Tigre con una patada descendente, mientras él esperaba, agazapado, preparado para contraatacar.
— ¡RAAAAAAAAAH! —Rugió mientras lanzaba su diestra en un puñetazo ascendente que impactaría directamente contra la patada de Ranko.
El impacto dolió, pero el dolor nunca había sido un inconveniente para Tsukiyama Daigo, especialmente cuando se lo estaba pasando tan bien. Por eso y por la resistencia extra que había adquirido, el chico no se detuvo luego de que ambos golpes conectase, sino que persiguió a su rival antes de lanzar un puñetazo recto con la zurda.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.