22/09/2020, 01:10
(Última modificación: 22/09/2020, 01:13 por Tsukiyama Daigo. Editado 3 veces en total.)
La Sagisō pareció emocionarse muchísimo, alegrándose de sobremanera por la proposición de Daigo.
«Esa técnica casi es un desperdicio en mí...» pensó el chico, ocultando sus sentimientos tras la misma sonrisa risueña de siempre. «Si yo no puedo ser fuerte, lo mejor es enseñársela a alguien que sí pueda utilizarla a su máximo potencial».
Para el peliverde, aquella técnica era un método para ponerse al mismo nivel que el resto de ninja, pero especialmente desde lo ocurrido en la final del Torneo de los Dojos, el chico se había preguntado qué sucedería si un ninja que ya es fuerte de por sí utilizase esa misma técnica.
«Si se la enseño a alguien fuerte, esa persona acabaría siendo mucho más fuerte que cualquier otro ninja de su nivel, pero no puede ser cualquiera. Tiene que ser alguien como tú».
— ¡Podemos empezar mañana! —Le contestó el boxeador, igual de emocionado que ella—. Incluso si pasara un par de horas descansando, todavía sería peligroso que la volviera a utilizar aunque fuera por solo un par de minutos.
— ¿Nos vemos aquí mañana a primera hora? —Le ofreció, mientras se levantaba y sonreía con alegría.
«Confío en ti, Sagisō-chan».
«Esa técnica casi es un desperdicio en mí...» pensó el chico, ocultando sus sentimientos tras la misma sonrisa risueña de siempre. «Si yo no puedo ser fuerte, lo mejor es enseñársela a alguien que sí pueda utilizarla a su máximo potencial».
Para el peliverde, aquella técnica era un método para ponerse al mismo nivel que el resto de ninja, pero especialmente desde lo ocurrido en la final del Torneo de los Dojos, el chico se había preguntado qué sucedería si un ninja que ya es fuerte de por sí utilizase esa misma técnica.
«Si se la enseño a alguien fuerte, esa persona acabaría siendo mucho más fuerte que cualquier otro ninja de su nivel, pero no puede ser cualquiera. Tiene que ser alguien como tú».
— ¡Podemos empezar mañana! —Le contestó el boxeador, igual de emocionado que ella—. Incluso si pasara un par de horas descansando, todavía sería peligroso que la volviera a utilizar aunque fuera por solo un par de minutos.
— ¿Nos vemos aquí mañana a primera hora? —Le ofreció, mientras se levantaba y sonreía con alegría.
«Confío en ti, Sagisō-chan».
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.