22/09/2020, 23:50
— ¡Toshio, tu chaqueta!
— ¿Mi chaqueta? —Preguntó el chico, que rápidamente se dio cuenta de que el calor que sentía no era debido al fuego que había a su alrededor, sino también al que tenía literalmente encima.
Desesperado y sin tener ninguna intención de quemarse, el chico empezaba empezó a quitarse rápidamente la chaqueta rápidamente la chaqueta cuando el lobo puercoespín apareció para intentar devorarlo.
— ¡No me jodas! —Exclamó el chico, al verse en una mala situación, pues todavía estaba sacando las manos de la chaqueta.
El lobo se lanzó con la boca abierta a por el Kurogane, que no tuvo otra opción más que poner su chaqueta ardiendo entre los dos, para que acabase mordiéndola a ella y no a él. Inmediatamente después intentaría lanzarle un rodillazo con todas sus fuerzas al can antes de que tocase el suelo, esperando que eso fuera suficiente para terminar definitivamente con él.
— ¡Cuidado por allí. Vienen más! —Avisó el chico mientras apuntaba con una mano, luego de liberarla.
El chico abrió su portaobjetos una vez más para prepararse, tocando todo lo que pudiera encontrar allí para cargar el resto de sus armas de chakra, que ahora que había tirado la mayoría de ellas, cabe decir que no eran demasiadas.
Cuando alzó las manos, 15 makibishi y 5 senbon empezaron a levitar alrededor suyo mientras miraba a su alrededor, preparándose para cuando aparecieran los depredadores.
— ¿Mi chaqueta? —Preguntó el chico, que rápidamente se dio cuenta de que el calor que sentía no era debido al fuego que había a su alrededor, sino también al que tenía literalmente encima.
Desesperado y sin tener ninguna intención de quemarse, el chico empezaba empezó a quitarse rápidamente la chaqueta rápidamente la chaqueta cuando el lobo puercoespín apareció para intentar devorarlo.
— ¡No me jodas! —Exclamó el chico, al verse en una mala situación, pues todavía estaba sacando las manos de la chaqueta.
El lobo se lanzó con la boca abierta a por el Kurogane, que no tuvo otra opción más que poner su chaqueta ardiendo entre los dos, para que acabase mordiéndola a ella y no a él. Inmediatamente después intentaría lanzarle un rodillazo con todas sus fuerzas al can antes de que tocase el suelo, esperando que eso fuera suficiente para terminar definitivamente con él.
— ¡Cuidado por allí. Vienen más! —Avisó el chico mientras apuntaba con una mano, luego de liberarla.
El chico abrió su portaobjetos una vez más para prepararse, tocando todo lo que pudiera encontrar allí para cargar el resto de sus armas de chakra, que ahora que había tirado la mayoría de ellas, cabe decir que no eran demasiadas.
Cuando alzó las manos, 15 makibishi y 5 senbon empezaron a levitar alrededor suyo mientras miraba a su alrededor, preparándose para cuando aparecieran los depredadores.