29/09/2020, 01:52
Ya pertrechado adecuadamente llegó a las puertas de Kusa, las cuales guardaban dos compañeros de oficio, un chūnin y una jōnin. Él era joven, puede que incluso más que el Kurogane y llevaba su largo y negro cabello recogido en una coleta; ella parecía algo más mayor, no más de veinticinco años, pero se le notaba una mirada más cansada y experimentada que a su compañero de guardia.
—¡Buenos días! —Exclamó el pelinegro cuando Toshio llegó a su altura. —¿Va a salir de la Aldea? En caso afirmativo, por favor, dígame ¿es por una misión o por motivos personales?
Su compañera dio una larga calada a su cigarrillo y, durante un leve instante, puso sus ojos en blanco y expulsó el humo como si de un suspiro se tratase.
—¡Buenos días! —Exclamó el pelinegro cuando Toshio llegó a su altura. —¿Va a salir de la Aldea? En caso afirmativo, por favor, dígame ¿es por una misión o por motivos personales?
Su compañera dio una larga calada a su cigarrillo y, durante un leve instante, puso sus ojos en blanco y expulsó el humo como si de un suspiro se tratase.