30/09/2020, 23:51
Pero el chico no se pudo marchar enseguida, pues el chūnin debía echarle un vistazo al pergamino del pelirrojo.
Su reacción al leerlo acabó de confirmarle al Kurogane lo que pensaba: su cliente probablemente sería insufrible y bien podría considerarlo otro obstáculo en la misión.
«Pero sin importar lo jodido que sea, podré con él». Pensó, más para animarse a sí mismo que por pensarlo en realidad.
La jōnin, por otro lado, rompió su silencio para reprender al chico por intentar asustar al herrero, antes de que finalmente le permitiesen pasar, pero no sin antes unas palabras de ánimo.
—No te preocupes, seguro que puedes con ello. Mucha suerte.
— ¡Tranquilos! —Les respondió el joven mientras cruzaba las puertas—. Todo irá como la seda.
Su reacción al leerlo acabó de confirmarle al Kurogane lo que pensaba: su cliente probablemente sería insufrible y bien podría considerarlo otro obstáculo en la misión.
«Pero sin importar lo jodido que sea, podré con él». Pensó, más para animarse a sí mismo que por pensarlo en realidad.
La jōnin, por otro lado, rompió su silencio para reprender al chico por intentar asustar al herrero, antes de que finalmente le permitiesen pasar, pero no sin antes unas palabras de ánimo.
—No te preocupes, seguro que puedes con ello. Mucha suerte.
— ¡Tranquilos! —Les respondió el joven mientras cruzaba las puertas—. Todo irá como la seda.