5/10/2020, 19:05
La multitud me adora.
Mi baile es elegante, mis pasos precisos, mis movimientos gráciles. Soy inigualable. Ni siquiera la hermosa figura negra que es mi compañera, mi sombra, me alcanza.
Por supuesto, ningún humano se me equipara, porque yo no soy humana.
Termino mi danza y me inclino ante el público. El aplauso es atronador, y sonrío al escuchar los vítores.
Me aman.
Al alzarme, no hay nadie. Qué hermoso sería, ¿No? Pero aquel lugar estaba vacío. Todavía me estaba acostumbrando a la aldea, y explorar algunos lugares me parecía emocionante. El estadio de bambú se me hacía hermoso, y era fácil imaginar a una audiencia llenándolo y vitoreando. ¿Y los Kusajin lo usaban para entrenar combate? Qué mal uso de instalaciones teatrales. Porque eso era, ¿No? En realidad no sabía, era mi impresión.
Agité el brazo y Suiken se sacudió como un latigazo en cámara lenta. Aquella masa negra brillaba tan hermosamente ante la luz de media mañana, flotando cerca de mí con chispas rosas y violetas. ¿Qué mejor compañera de baile que aquella seda metálica, que aquella versión líquida de mí misma?
—Gracias, gracias a todos. —dije a mi audiencia imaginaria, con una reverencia más.
Mi baile es elegante, mis pasos precisos, mis movimientos gráciles. Soy inigualable. Ni siquiera la hermosa figura negra que es mi compañera, mi sombra, me alcanza.
Por supuesto, ningún humano se me equipara, porque yo no soy humana.
Termino mi danza y me inclino ante el público. El aplauso es atronador, y sonrío al escuchar los vítores.
Me aman.
Al alzarme, no hay nadie. Qué hermoso sería, ¿No? Pero aquel lugar estaba vacío. Todavía me estaba acostumbrando a la aldea, y explorar algunos lugares me parecía emocionante. El estadio de bambú se me hacía hermoso, y era fácil imaginar a una audiencia llenándolo y vitoreando. ¿Y los Kusajin lo usaban para entrenar combate? Qué mal uso de instalaciones teatrales. Porque eso era, ¿No? En realidad no sabía, era mi impresión.
Agité el brazo y Suiken se sacudió como un latigazo en cámara lenta. Aquella masa negra brillaba tan hermosamente ante la luz de media mañana, flotando cerca de mí con chispas rosas y violetas. ¿Qué mejor compañera de baile que aquella seda metálica, que aquella versión líquida de mí misma?
—Gracias, gracias a todos. —dije a mi audiencia imaginaria, con una reverencia más.
Diálogo (Darkorchid)