6/11/2020, 01:06
El exiliado alzó una ceja en un claro desacuerdo con la afirmación del hombre. No parecía convencido y dudas, en un momento así, solo podían acabar llevándoles a un destino fatal. En un mal escenario, Juro podía salir volando de ahí y utilizar diferentes clones en busca de una posible salida, pero requería esfuerzo, tiempo y desvelarse ante alguien.
Pero... ¿Qué otra opción tenían? El hombre estaba desesperado y afirmaría lo que fuera para salvar a su hija. Juro, tras volver a pensar que aquello era una de las peores ideas que había tenido en meses, decidió continuar.
Mientras salía, no pudo evitar fijarse en los carteles que había. Dragón Rojo. Frunció levemente el ceño. No sabía mucho sobre ellos, pero la masacre que se había cometido no hace tanto tiempo era más que conocida, desatando un desorden a nivel mundial. Sinceramente, no podía quejarse: eso había conseguido que al menos, por un tiempo, la gente se olvidara de él. Quizá le habían ayudado a pasar mucho más desapercibido, aunque en el fondo, sabía que Kusagakure no dejaría de buscarlo hasta que estuviera muerto.
Sus ojos se detuvieron un segundo más en Uchiha Akame. Lo conocía. Solo de un par de encuentros, pero nunca hubiera imaginado que acabaría en un lugar así. Claro que su destino tampoco había sido precisamente el previsto. En fin, tenía más cosas de las que preocuparse.
Mientras salían, la puerta de la taberna se abrió otra vez y de ahí salió un hombre de pelo largo y ojos azules con una botella en la mano y una borrachera encima considerable. Se acercó a ellos y se ofreció a ayudarles, haciendo de guía. Al principio Juro pensó que era broma, pero cuando entendió la situación, no pudo evitar sentir un escalofrío aún mayor. Ya era bastante tener que cargar con el padre para que encima ahora viniera otro elemento problemático más a la ecuación.
— No veo que estés en buenas condiciones, precisamente — replicó Juro, con un tono más seco del que normalmente utilizaría. El meterse en el personaje le estaba afectando —. Vamos en busca de un monstruo y una niña en peligro. No es ningún juego. ¿Qué harás si nos atacan? ¿Podrás mantenerte en pie?
Puede que necesitaran un guía, pero no quería mandar a un hombre hacia la muerte. Y tal y como estaban las cosas, podía ser lo más probable.
Pero... ¿Qué otra opción tenían? El hombre estaba desesperado y afirmaría lo que fuera para salvar a su hija. Juro, tras volver a pensar que aquello era una de las peores ideas que había tenido en meses, decidió continuar.
Mientras salía, no pudo evitar fijarse en los carteles que había. Dragón Rojo. Frunció levemente el ceño. No sabía mucho sobre ellos, pero la masacre que se había cometido no hace tanto tiempo era más que conocida, desatando un desorden a nivel mundial. Sinceramente, no podía quejarse: eso había conseguido que al menos, por un tiempo, la gente se olvidara de él. Quizá le habían ayudado a pasar mucho más desapercibido, aunque en el fondo, sabía que Kusagakure no dejaría de buscarlo hasta que estuviera muerto.
Sus ojos se detuvieron un segundo más en Uchiha Akame. Lo conocía. Solo de un par de encuentros, pero nunca hubiera imaginado que acabaría en un lugar así. Claro que su destino tampoco había sido precisamente el previsto. En fin, tenía más cosas de las que preocuparse.
Mientras salían, la puerta de la taberna se abrió otra vez y de ahí salió un hombre de pelo largo y ojos azules con una botella en la mano y una borrachera encima considerable. Se acercó a ellos y se ofreció a ayudarles, haciendo de guía. Al principio Juro pensó que era broma, pero cuando entendió la situación, no pudo evitar sentir un escalofrío aún mayor. Ya era bastante tener que cargar con el padre para que encima ahora viniera otro elemento problemático más a la ecuación.
— No veo que estés en buenas condiciones, precisamente — replicó Juro, con un tono más seco del que normalmente utilizaría. El meterse en el personaje le estaba afectando —. Vamos en busca de un monstruo y una niña en peligro. No es ningún juego. ¿Qué harás si nos atacan? ¿Podrás mantenerte en pie?
Puede que necesitaran un guía, pero no quería mandar a un hombre hacia la muerte. Y tal y como estaban las cosas, podía ser lo más probable.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60