8/11/2020, 14:38
En uno de sus viajes para despejar su mente y poner en orden sus pensamientos, Eri decidió hacerse a la mar, al menos por un tiempo; y tomar algún que otro té (y, de paso, llevarse unos pocos a Uzushiogakure) en La Capital. Hacía tiempo que no visitaba el lugar, así que, decidida, entró en el local y simplemente ordenó un té rojo.
Una ve delante, dudó si llevárselo a la boca o simplemente esperar a que se enfriase, aunque, en su cabeza, recordó las palabras que una vez escuchó a Reiji decir: Un té frío no es té ni es nada.
Así que, sin miedo, tomó el vaso y pegó un sorbo.
Se arrepintió a la vez que escuchaba un quejido a su lado, levantando la mirada con la lengua roja del calor.
—¿Edtad bien? —preguntó, con dos lagrimillas en los ojos.
Una ve delante, dudó si llevárselo a la boca o simplemente esperar a que se enfriase, aunque, en su cabeza, recordó las palabras que una vez escuchó a Reiji decir: Un té frío no es té ni es nada.
Así que, sin miedo, tomó el vaso y pegó un sorbo.
Se arrepintió a la vez que escuchaba un quejido a su lado, levantando la mirada con la lengua roja del calor.
—¿Edtad bien? —preguntó, con dos lagrimillas en los ojos.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)