12/11/2020, 00:01
Juro — desde su disfraz de hombre adulto — no pudo evitar alzar una ceja cuando escuchó al borracho. La fanfarronería era habitual entre los que se daban a la bebida y por lo que sabía, cuanto más bebían menos capacidad tenían para percibir un verdadero peligro incluso cuando lo tenían delante de sus narices. Por eso, las perspectivas que el viaje le ofrecía no eran muy halagüeñas.
El hombre, no contesto con la cantidad ingerida, se terminó la botella. El marionetista sintió repulsión: por su forma de caminar, totalmente torcida y por sus ojos azules y nublados. Era un estorbo, una verdadera perdida de tiempo.
« Aunque, si algo de lo que dice es cierto, evitará que nos perdamos en la selva » — Excepto si se quedaba inconsciente. Entonces tendrían que cargarlo y echaría todo a perder. Maldijo por lo bajo. Si el padre al menos tuviera la más mínima idea de por donde ir, entonces podría dejar al borracho en tierra. Pero tal y como estaban las cosas, las dos opciones le parecían mal.
Suspiró internamente. ¿Qué hacía? Con un poco más de tiempo, buscaría algún mapa o una persona en mejor condiciones, pero era cierto que el tiempo apremiaba y tenían que partir. Esa niña podría estar en un verdadero peligro.
— De acuerdo, pero si te desmayas debido a tu borrachera o dejas de sernos útil en algún momento, no dudaré en dejarte ahí — replicó Juro, mordaz —. Vamos. Guiadme hasta el lugar.
Al igual que antes, se quedó en la retaguardia y anduvo detrás de los dos hombres, observando bien sus movimientos y sus alrededores. No solo no se fiaba del padre, sino tampoco del borracho, por muy mal estado que pareciese tener. No había llegado tan lejos escapando y escondiéndose para darle la espalda a la primera persona que se presenta como inestable y vulnerable a la primera de cambio.
Al parecer, Chōmei se lo estaba pasando en grande. Juro pudo sentir la risa del bijuu desde el interior de sus entrañas.
« ¿Te he dicho alguna vez lo mucho que me encanta tu sentido del humor? »
El hombre, no contesto con la cantidad ingerida, se terminó la botella. El marionetista sintió repulsión: por su forma de caminar, totalmente torcida y por sus ojos azules y nublados. Era un estorbo, una verdadera perdida de tiempo.
« Aunque, si algo de lo que dice es cierto, evitará que nos perdamos en la selva » — Excepto si se quedaba inconsciente. Entonces tendrían que cargarlo y echaría todo a perder. Maldijo por lo bajo. Si el padre al menos tuviera la más mínima idea de por donde ir, entonces podría dejar al borracho en tierra. Pero tal y como estaban las cosas, las dos opciones le parecían mal.
Suspiró internamente. ¿Qué hacía? Con un poco más de tiempo, buscaría algún mapa o una persona en mejor condiciones, pero era cierto que el tiempo apremiaba y tenían que partir. Esa niña podría estar en un verdadero peligro.
— De acuerdo, pero si te desmayas debido a tu borrachera o dejas de sernos útil en algún momento, no dudaré en dejarte ahí — replicó Juro, mordaz —. Vamos. Guiadme hasta el lugar.
Al igual que antes, se quedó en la retaguardia y anduvo detrás de los dos hombres, observando bien sus movimientos y sus alrededores. No solo no se fiaba del padre, sino tampoco del borracho, por muy mal estado que pareciese tener. No había llegado tan lejos escapando y escondiéndose para darle la espalda a la primera persona que se presenta como inestable y vulnerable a la primera de cambio.
«Me pregunto qué clase de fortuna nos aguarda.
¿Será la suerte o la desgracia la que nos lleva?»
¿Será la suerte o la desgracia la que nos lleva?»
Al parecer, Chōmei se lo estaba pasando en grande. Juro pudo sentir la risa del bijuu desde el interior de sus entrañas.
« ¿Te he dicho alguna vez lo mucho que me encanta tu sentido del humor? »
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60