Un susto se lo puede llevar cualquiera...

[Sasagani Yota]

—Cierto... aún no nos habíamos presentado. Mi nombre es Blame.— Resolvió la duda. —Yota, ¿ves tu alrededor? Antes de yo nacer, hacía años que ésta ciudad había sido destruida. Cuando mi madre murió, ya hacía años que hasta el último saqueador se había ido. ¿De verdad crees que hay algún antro donde quede una botella viva? Y lo mas importante... Si hubiese un lugar así, ¿Crees que no la habría vendido para ganarme unos cuantos ryos mas? Si quieres tomar algo, mínimo tenemos que ir a Notsuba.—

Joder lo había tenido en mis propias narices. Esto me pasaba por tanta confusión. Definitivamente con aquello la realidad caía por su propio peso. Fuese cierto que él era de ahí, que fuese un carroñero o que no lo fuese. Si encontrábamos alguna botella, su contenido sería lo más parecido a un refinado veneno para nuestro estomago y no tardaríamos en devolver su contenido en caso de ingerirlo.

-Ostras, pues si que hace tiempo que esto se fue a la mierda- decía mientras me rascaba la barbilla con la mano derecha -Estaba demasiado obsesionado con lo de beber algo, estoy demasiado seco, creo que es razonable-

Pronto iba a ocurrir algo de lo que nadie hubiese dado crédito, ni siquiera el farsante que tenia delante mío.

Una anciana, ayudado por un caminador estaba cruzando la calle. La mujer era translucida, con ropas claramente desgastadas y agujereadas, de hecho los tr4ozos de carne que se veían estaban ensangrentadas y llenas de heridas y sus ojos blancos y putrefactos. De su cabeza colgaba una mediana y poco voluminosa cabellera canosa. La imagen era realmente desagradable y seria capaz de despertar el más puro de los miedos.

-Jijijiji... Tenemos visitas... Jijijiji...

Se paró en mitad de la calle y su mirada, muerta y opaca, se fijo en mis orbes ensangrentados. Di un paso a mi derecha lateralmente, apartando la figura de Blame para poder ver con nitidez y sin obstáculos visuales lo que había ante nosotros. Bueno, ante mí y tras el carroñero. Cerré los ojos y di un par de cabezadas lado a lado, volví a abrirlos y seguía ahí con una sonrisa malvada en sus finos y putrefactos labios. Fue entonces cuando vi que aquello era... ¿Real?

Le indiqué con mi dedo índice derecho que se diese la vuelta.

-Esto.. B..Blame, Ti.. tienes que ver esto..- Balbucee como buenamente pude.

No me atrevía a dar un paso al frente. Quizás mi interlocutor si sabía que era lo que había que hacer.