5/01/2021, 12:50
—S...si, s...soy médico, ninja —respondió el chico, que parecía terriblemente nervioso ante la presencia de la kunoichi allí—. Tu también, cierto? D...digo, eres ninja-
—Soy kunoichi, sí. Pero no médico —sonrió ella afable. Aunque, por reserva personal, se ahorró el comentar que su padre sí lo era. Y sólo había que escuchar al muchacho hablar para darse cuenta de que él también lo era. ¿Cuántas veces habría escuchado Ayame la misma cantinela sobre las gripes, y el frío y lo peligroso que era salir bajo la lluvia sin protección? Entonces se señaló la placa metálica que relucía en su brazo—. De Amegakure. Oh, disculpa mis modales, mi nombre es Aotsuki Ayame. Es un placer —añadió, con una leve inclinación de cabeza.
Justo en ese momento regresó el tabernero, con un humeante plato entre sus manos que dejó frente al shinobi.
—¡Aquí tienes, muchacho! ¡Que aproveche! —exclamó, sacudiendo las manos—. Estamos calentando agua en las cocinas, pero la dejaremos hasta que termines de comer, ¿sí? Seguro que no quieres que se te enfríe antes de tiempo.