6/01/2021, 12:33
Juro se quedó congelado en su sitio. Puede que no fuera algo muy recomendable, teniendo en cuenta que un ataque sorpresa podría ser su fin, pero no pudo evitarlo. Aquel ser que se apareció delante no era un enemigo, ni un siervo de Kurama. Era una pequeña criatura que le resultó más que familiar: la araña compañera de Yota.
Puede que hubiera pasado más de un año desde que se vieron. Puede que sus interacciones hubieran sido extrañas, pero la recordaba. Su extraña personalidad y lo mucho que le gustaba sacar de quicio a su dueño, su humor y sus múltiples patas.
Inconscientemente, Juro empezó a temblar. Si ella estaba aquí, eso quería decir...
Encontrar a su antiguo mejor amigo había sido uno de sus deseos cuando partió de ese desierto, pero ahora que lo tenía al alcance de su mano, sintió puro terror. No se sentía capaz. Quiso dar la vuelta y echar a correr aprovechando la confusión, cordillera a bajo. Sin embargo, algo le detuvo: la sensación de que si hacía eso, se habría acabado.
Era su última oportunidad de hablar con él. Y Kumopansa era la criatura que podía ayudarle, aunque ahora mismo, no estaba seguro de que en que términos estaba su relación. Ella nunca fue a la misión que los separó para siempre, pero sí estaba en la aldea cuando Juro estuvo a punto de mandar todo a la mierda.
— H-hola — Y se quedó callado. Joder. Esto era más difícil de lo que parecía. Y estaba hablando con una araña —. S-si, soy real. Esto... bueno... no sé ni si quiera... como empezar. Yo... pasaba por aquí y.... ya sabes, el frió y eso. Menudo tiempo hace, ¿eh? ... Mierda, perdona, no quería empezar una conversación de esta manera.
Cada vez hablaba más rápido y se ponía más rojo. Al parecer, un año en el desierto no te ayudaba precisamente a interactuar con tus fantasmas del pasado.
» Yo... no quiero hacer daño a nadie. Perdóname — dio un par de pasos para atrás y alzó las manos, en signo de rendición —. ¿Estás bien? La caída parecía grande. ¿Te has hecho daño?
Puede que hubiera pasado más de un año desde que se vieron. Puede que sus interacciones hubieran sido extrañas, pero la recordaba. Su extraña personalidad y lo mucho que le gustaba sacar de quicio a su dueño, su humor y sus múltiples patas.
Inconscientemente, Juro empezó a temblar. Si ella estaba aquí, eso quería decir...
Encontrar a su antiguo mejor amigo había sido uno de sus deseos cuando partió de ese desierto, pero ahora que lo tenía al alcance de su mano, sintió puro terror. No se sentía capaz. Quiso dar la vuelta y echar a correr aprovechando la confusión, cordillera a bajo. Sin embargo, algo le detuvo: la sensación de que si hacía eso, se habría acabado.
Era su última oportunidad de hablar con él. Y Kumopansa era la criatura que podía ayudarle, aunque ahora mismo, no estaba seguro de que en que términos estaba su relación. Ella nunca fue a la misión que los separó para siempre, pero sí estaba en la aldea cuando Juro estuvo a punto de mandar todo a la mierda.
— H-hola — Y se quedó callado. Joder. Esto era más difícil de lo que parecía. Y estaba hablando con una araña —. S-si, soy real. Esto... bueno... no sé ni si quiera... como empezar. Yo... pasaba por aquí y.... ya sabes, el frió y eso. Menudo tiempo hace, ¿eh? ... Mierda, perdona, no quería empezar una conversación de esta manera.
Cada vez hablaba más rápido y se ponía más rojo. Al parecer, un año en el desierto no te ayudaba precisamente a interactuar con tus fantasmas del pasado.
» Yo... no quiero hacer daño a nadie. Perdóname — dio un par de pasos para atrás y alzó las manos, en signo de rendición —. ¿Estás bien? La caída parecía grande. ¿Te has hecho daño?
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60