10/01/2021, 11:32
En una demostración que agilidad y destreza que nunca habría imaginado que tendría, Juro fue capaz de evitar cada uno de los proyectiles que se precipitaban contra él. Se sintió fuerte, rápido y capaz. Había alcanzado un progreso que su yo de hace unos años jamas habría soñado. Ese era el nuevo Juro, con la fuerza compartida de él y del bijuu.
Solo cuando aterrizó, a salvo, y la entrada de la cueva se sellaba por las propias rocas que se habían venido abajo, se pudo sentir aliviado.
« ¡Menuda suerte! Un poco menos de rapidez y habríamos quedado sepultados »
« Lo que tú digas... » — Menudas expresiones más raras usaba el bicho este. Le quería mucho pero no le entendía la mitad de las veces.
Algo interrumpió su monólogo interno. Había visto el destello, pero no se había dado cuenta hasta ese momento que su compañero, el hombre borracho, seguía vivo. Magullado y herido, pero respiraba. El marionetista sintió un pequeño impulso de alegría, pues ya lo había dado más que por perdido.
Lo que le sorprendió es que se le había caído el pelo. Literalmente. Había sufrido en sus propias carnes lo que el estrés, el miedo y la incertidumbre provocaban en el cuerpo... pero nunca hacían efecto de manera tan rápida. Era una peluca.
— ¿Estás bien? ¿Cómo está tu cabeza? — se atrevió a preguntar, acercándose un poco a él —. Lo de la peluca es buena idea. Más efectivo que el Henge, desde luego, pero por lo que veo, no es a prueba de rocas.
Solo cuando aterrizó, a salvo, y la entrada de la cueva se sellaba por las propias rocas que se habían venido abajo, se pudo sentir aliviado.
« ¡Menuda suerte! Un poco menos de rapidez y habríamos quedado sepultados »
«Desde luego, los dados nos han favorecido. Aunque no me extraña, al fin y al cabo soy el gran y afortunado Chōmei»
« Lo que tú digas... » — Menudas expresiones más raras usaba el bicho este. Le quería mucho pero no le entendía la mitad de las veces.
Algo interrumpió su monólogo interno. Había visto el destello, pero no se había dado cuenta hasta ese momento que su compañero, el hombre borracho, seguía vivo. Magullado y herido, pero respiraba. El marionetista sintió un pequeño impulso de alegría, pues ya lo había dado más que por perdido.
Lo que le sorprendió es que se le había caído el pelo. Literalmente. Había sufrido en sus propias carnes lo que el estrés, el miedo y la incertidumbre provocaban en el cuerpo... pero nunca hacían efecto de manera tan rápida. Era una peluca.
— ¿Estás bien? ¿Cómo está tu cabeza? — se atrevió a preguntar, acercándose un poco a él —. Lo de la peluca es buena idea. Más efectivo que el Henge, desde luego, pero por lo que veo, no es a prueba de rocas.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60