12/01/2021, 18:32
Como la mayoría de las tardes que tenía libres, Koji había decidido salir a dar un paseo, su curiosidad le hacía querer exprimir hasta el último rincón de aquella extensa villa.
Aunque ya llevaba viviendo en ella unos meses no pasaba el día en que veía, olía o escuchaba algo nuevo. Su lugar favorito era la Torre de ocio de la villa, estaba siempre abarrotada de gente, y los comercios siempre lucían todo tipo de objetos que a Koji le encandilaban. Normalmente pasaba allí muchos días pero siempre encontraba algo nuevo para satisfacer sus ansias de ver algo diferente.
En esta ocasión no fue tanto un comercio o un objeto en particular sino un joven que le transmitía un aire apagado, casi como de melancolía, pero lo que más llamó la atención fue la extraña araña que el joven llevaba en la cabeza como si fuese un sombrero.
Movido por su curiosidad, por el animal y por el joven, decidió seguirlo entre la multitud hasta un local que nunca antes había visitado. Una vez allí Koji decidió obsérvalo sin llamar mucho la atención. Vio como el joven se iba a una zona vallada y empezaba a hablar como esperando la respuesta de aquel arácnido.
— Echaré de menos estos ratos, te lo juro.
Tras esperar unos segundos y ya sin poder contener más su curiosidad decidió acercarse al joven.
—Tu araña es muy rara, no había visto ninguna como ella antes en el bosque —dijo Koji intentando empezar la conversación de algún modo antes de hacer la pregunta que realmente le carcomía por dentro —. ¿Sabe hablar?
Aunque ya llevaba viviendo en ella unos meses no pasaba el día en que veía, olía o escuchaba algo nuevo. Su lugar favorito era la Torre de ocio de la villa, estaba siempre abarrotada de gente, y los comercios siempre lucían todo tipo de objetos que a Koji le encandilaban. Normalmente pasaba allí muchos días pero siempre encontraba algo nuevo para satisfacer sus ansias de ver algo diferente.
En esta ocasión no fue tanto un comercio o un objeto en particular sino un joven que le transmitía un aire apagado, casi como de melancolía, pero lo que más llamó la atención fue la extraña araña que el joven llevaba en la cabeza como si fuese un sombrero.
Movido por su curiosidad, por el animal y por el joven, decidió seguirlo entre la multitud hasta un local que nunca antes había visitado. Una vez allí Koji decidió obsérvalo sin llamar mucho la atención. Vio como el joven se iba a una zona vallada y empezaba a hablar como esperando la respuesta de aquel arácnido.
— Echaré de menos estos ratos, te lo juro.
Tras esperar unos segundos y ya sin poder contener más su curiosidad decidió acercarse al joven.
—Tu araña es muy rara, no había visto ninguna como ella antes en el bosque —dijo Koji intentando empezar la conversación de algún modo antes de hacer la pregunta que realmente le carcomía por dentro —. ¿Sabe hablar?