24/01/2021, 13:21
.. y a tí también voy a contartelo, Kumopansa, claro. No quiero sacarte fuera de esto.
— Si, vale, vale, suéltalo de una vez
Kumopansa seguía dando muestras de su orgullo. A veces hasta yo me sorprendía de lo grande que era, hasta el punto de que a veces podía resultar algo claramente negativo. Pero en aquella ocasión no la juzgaba, todos habíamos sufrido mucho desde los atroces actos del marionetista y, en el poco tiempo que Juro y Kumopansa coincidieron en Kusagakure, el arácnido había simpatizado rápidamente con el jinchuriki.
— Empecemos por el principio. Lo que ocurrió en aquella habitación con aquella persona de cuyo rostro aún soy incapaz de acordarme
El momento de la gran cagada, como olvidarlo. Allí fue donde, literalmente se fue todo a la mierda ys olo el capricho del destino impidió que yo no muriera.
Lo siento, sé que no es un recuerdo agradable. Esa persona me drogó y me secuestró. Anduvimos toda la noche viajando. Mi consciencia iba y venía, pero la droga era muy potente y mi cuerpo no respondía. Solo pude dejarme llevar por la situación. Al fin y al cabo, creía que estabas muerto y nadie más sabía mi paradero.
Levanté mi camiseta, enseñándole mi torso con las 6 incisiones del cuchillo de aquel hijo de la gran puta.
— Yo también pensé que había muerto. Recuerdo con tristeza lamentar que te había fallado, pero cada día que pasa tengo más dudas de si te fallé yo o nos fallaste tú
Volví a bajarme la camiseta, omitiendo así la parte en la que el perro del Daimyo alertó a los miembros del castillo y, por consecuencia me salvó la jodida vida. Recuerdo mi relación con aquel animal, como una de amor odio en la que acabé eternamente agradecido. No obstante, después de aquel episodio no volví a ver a Yomi. Pero eso no era lo que nos atañía en aquel momento así que no interrumpí más a Juro. Quería que acabase de contar su verdad.
» La primera cosa que podría interesaros es que esa persona no aparentaba ser uno de los generales de Kurama. Por supuesto, no estoy seguro, pero sus palabras me lo hicieron notar. En la madrugada, me dejó en un sitio que había acordado con Kurama, en una cueva oculta en el interior de una cascada. Me esposó y me abandonó ahí, diciendo que otros llegarían a juzgar mi destino y que su trabajo había terminado. Como un intermediario
«Al parecer tu estabas más jodido de lo que lo estuve yo, y eso ya es decir»
Después de que se marchara, apareció el verdadero general.
Pero entonces como que se calló, quizás esperando que yo dijese algo o hiciese algo.
— ¿Y bien? ¿Quién era el General? ¿Qué pasó después?
— Ahora viene la parte en la que te unes al ejército de Kurama, ¿verdad, traidor?
La araña seguía tan ácida como de costumbre, solo que en aquel caso además de ácida estaba dolida con su interlocutor.
— Si, vale, vale, suéltalo de una vez
Kumopansa seguía dando muestras de su orgullo. A veces hasta yo me sorprendía de lo grande que era, hasta el punto de que a veces podía resultar algo claramente negativo. Pero en aquella ocasión no la juzgaba, todos habíamos sufrido mucho desde los atroces actos del marionetista y, en el poco tiempo que Juro y Kumopansa coincidieron en Kusagakure, el arácnido había simpatizado rápidamente con el jinchuriki.
— Empecemos por el principio. Lo que ocurrió en aquella habitación con aquella persona de cuyo rostro aún soy incapaz de acordarme
El momento de la gran cagada, como olvidarlo. Allí fue donde, literalmente se fue todo a la mierda ys olo el capricho del destino impidió que yo no muriera.
Lo siento, sé que no es un recuerdo agradable. Esa persona me drogó y me secuestró. Anduvimos toda la noche viajando. Mi consciencia iba y venía, pero la droga era muy potente y mi cuerpo no respondía. Solo pude dejarme llevar por la situación. Al fin y al cabo, creía que estabas muerto y nadie más sabía mi paradero.
Levanté mi camiseta, enseñándole mi torso con las 6 incisiones del cuchillo de aquel hijo de la gran puta.
— Yo también pensé que había muerto. Recuerdo con tristeza lamentar que te había fallado, pero cada día que pasa tengo más dudas de si te fallé yo o nos fallaste tú
Volví a bajarme la camiseta, omitiendo así la parte en la que el perro del Daimyo alertó a los miembros del castillo y, por consecuencia me salvó la jodida vida. Recuerdo mi relación con aquel animal, como una de amor odio en la que acabé eternamente agradecido. No obstante, después de aquel episodio no volví a ver a Yomi. Pero eso no era lo que nos atañía en aquel momento así que no interrumpí más a Juro. Quería que acabase de contar su verdad.
» La primera cosa que podría interesaros es que esa persona no aparentaba ser uno de los generales de Kurama. Por supuesto, no estoy seguro, pero sus palabras me lo hicieron notar. En la madrugada, me dejó en un sitio que había acordado con Kurama, en una cueva oculta en el interior de una cascada. Me esposó y me abandonó ahí, diciendo que otros llegarían a juzgar mi destino y que su trabajo había terminado. Como un intermediario
«Al parecer tu estabas más jodido de lo que lo estuve yo, y eso ya es decir»
Después de que se marchara, apareció el verdadero general.
Pero entonces como que se calló, quizás esperando que yo dijese algo o hiciese algo.
— ¿Y bien? ¿Quién era el General? ¿Qué pasó después?
— Ahora viene la parte en la que te unes al ejército de Kurama, ¿verdad, traidor?
La araña seguía tan ácida como de costumbre, solo que en aquel caso además de ácida estaba dolida con su interlocutor.
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
![[Imagen: dlinHLO.png]](https://i.imgur.com/dlinHLO.png)
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa