29/01/2021, 01:50
La sonrisa congelada del Uchiha fue más que suficiente para advertirle de que estaba entrando en terreno peligroso. Hacerse demasiado el chulo a la larga podría provocar que le mataran, y más ante alguien tan intimidante. Era consciente.
Esta vez, no hubo represalias. Pero su armadura centelleó con más intensidad, impaciente e implacable.
— ¿Viste lo que tuviste que hacer para matarla? ¿Viste a lo que tuviste que recurrir? Yo hice lo mismo que tú. Me convertí en un monstruo para matar a otro.
Juro sintió un fuerte dolor en el pecho mientras escuchaba a aquel hombre. Su tono, empañado por el deber, rebosaba de amargura, y quizá, en el fondo, de cierto dolor y tristeza. No conocía a ningún hombre que pudiera afirmar, orgulloso, que se había convertido en un monstruo, y Uchiha Zaide no era una excepción. Nadie estaba feliz de tirar su vida a la basura de semejante forma. Y normalmente, eso era lo que ocurría. Porque no nos engañemos. Convertirte en un monstruo para lograr un bien mayor, ya sea tuyo o de otros, nunca salía bien.
Él también se había convertido en un monstruo. De cierta manera, así había sido. Juro había querido libertad, no ser encarcelado. ¿Y cuál había sido el precio? El asesinato de su Kage, el exilio. Ahora tenía toda la libertad que quisiera. Pero al final, esta clase de deseos que la fuerza y el poder logran están todos igual de emponzoñados. Pasaría el resto de sus días de libertad lamentando lo que hizo, al igual que Zaide.
Se habían convertido en monstruos, ¿Y cuál había sido el resultado? Algunos dirían que la justicia había caído sobre ellos, de una manera moral. Otros, la mala suerte. Fuera lo que fuera, estaban jodidos.
— Lo comprendo — No compartía sus ideales, pero, llegados al caso, ¿Quién era él para reprocharle nada? Había matado a un Kage. Queriendo o no, era igual de criminal —. La vida a veces te pone en situaciones difíciles. Pero supongo que al final, uno lucha por lo que quiere, aunque termine como termine.
» Yo no me arrepiento de haber luchado — admitió. Era cierto. Podría haber cambiado muchas cosas en aquel día, y desde luego, daría lo que fuera por tener otra oportunidad donde no se llevaba la vida de su Kage por delante y condenaba a Kusgakure a un cambio enorme. Pero, siendo sinceros, la confrontación era inevitable. Los ideales de aquel hombre no contemplaban lo que Juro le contó aquel día, y pasarse la vida encerrado en una celda era, sin lugar a dudas, un destino que quería evitar a toda costa —. ¿Y tú? ¿Alguna vez te has parado a pensar en lo que podría haber pasado si las cosas no hubieran sucedido de esta manera?
Esta vez, no hubo represalias. Pero su armadura centelleó con más intensidad, impaciente e implacable.
— ¿Viste lo que tuviste que hacer para matarla? ¿Viste a lo que tuviste que recurrir? Yo hice lo mismo que tú. Me convertí en un monstruo para matar a otro.
Juro sintió un fuerte dolor en el pecho mientras escuchaba a aquel hombre. Su tono, empañado por el deber, rebosaba de amargura, y quizá, en el fondo, de cierto dolor y tristeza. No conocía a ningún hombre que pudiera afirmar, orgulloso, que se había convertido en un monstruo, y Uchiha Zaide no era una excepción. Nadie estaba feliz de tirar su vida a la basura de semejante forma. Y normalmente, eso era lo que ocurría. Porque no nos engañemos. Convertirte en un monstruo para lograr un bien mayor, ya sea tuyo o de otros, nunca salía bien.
Él también se había convertido en un monstruo. De cierta manera, así había sido. Juro había querido libertad, no ser encarcelado. ¿Y cuál había sido el precio? El asesinato de su Kage, el exilio. Ahora tenía toda la libertad que quisiera. Pero al final, esta clase de deseos que la fuerza y el poder logran están todos igual de emponzoñados. Pasaría el resto de sus días de libertad lamentando lo que hizo, al igual que Zaide.
Se habían convertido en monstruos, ¿Y cuál había sido el resultado? Algunos dirían que la justicia había caído sobre ellos, de una manera moral. Otros, la mala suerte. Fuera lo que fuera, estaban jodidos.
— Lo comprendo — No compartía sus ideales, pero, llegados al caso, ¿Quién era él para reprocharle nada? Había matado a un Kage. Queriendo o no, era igual de criminal —. La vida a veces te pone en situaciones difíciles. Pero supongo que al final, uno lucha por lo que quiere, aunque termine como termine.
» Yo no me arrepiento de haber luchado — admitió. Era cierto. Podría haber cambiado muchas cosas en aquel día, y desde luego, daría lo que fuera por tener otra oportunidad donde no se llevaba la vida de su Kage por delante y condenaba a Kusgakure a un cambio enorme. Pero, siendo sinceros, la confrontación era inevitable. Los ideales de aquel hombre no contemplaban lo que Juro le contó aquel día, y pasarse la vida encerrado en una celda era, sin lugar a dudas, un destino que quería evitar a toda costa —. ¿Y tú? ¿Alguna vez te has parado a pensar en lo que podría haber pasado si las cosas no hubieran sucedido de esta manera?
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60