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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#45
Juro ignoró los gestos de su acompañante, aunque en realidad, no le culpaba. Ciertamente, nadie hubiera creído algo así de no ser porque los hechos fueran claros y el miedo hacia el poder de los bijuu era, prácticamente, mundialmente conocido ya. Para Juro, contarlo era una mezcla de tristeza y necesidad: no se sentía orgulloso al hacerlo, pero, por una vez, sentaba bien que alguien le preguntara realmente que había pasado. Su versión de la historia. Probablemente en Kusagakure lo harían también claro, pero luego eso desencadenaría en una ejecución, y eso ya no le resultaba tan agradable.

Zaide se sentó sobre el cadáver de la bestia — un bonito detalle, pero no se lo reprochó — y entonces, la capa eléctrica que le envolvía desapareció. Puede que fuera una señal de respeto, una manera de alzar la tregua que Juro estaba esperando o, quizá, una treta, por lo que Juro siguió sin perderle de vista. A pesar de toda aquella tensión, no pudo evitar sonreír ante el primer comentario de Zaide. Su humor era un poco negro, pero no estaba mal del todo.

— Una pena, si... — La última afirmación le sonó de lo más falsa, pero no le cuestionó —. Supongo que en el exilio solo te tienes a ti mismo. No es agradable ser odiado por toda una nación, pero la única manera de sobrevivir es adaptarse y ser más fuerte. Y he aprendido más en este período que en todo el tiempo que fui ninja de Kusagakure.

Eso no era del todo cierto. Al fin y al cabo, él no estaba solo. Pero Zaide nunca podría llegar a entenderlo. Solo un Jinchūriki puede entender la clase de conexión que se forma entre el humano y el Bijuu. Dos entes que convergen hasta formar un mismo ser.

— Ahí te tengo que dar la razón. No me daba cuenta de lo fácil que era ganar dinero en las Aldeas, con las estúpidas misiones. Hasta por limpiar las letrinas de la academia podía ganar lo suficiente para subsistir — Y ya no hablar de las marionetas. Juro había tenido que abandonar su pequeña afición desde que había partido de la Aldea. Prácticamente no tenía ni para vivir, ¿Cómo diablos iba a poder ahorrar para comprar herramientas y marionetas nuevas? Todo lo que conseguía lo acababa vendiendo —. Vivo como puedo, me desplazo constantemente para que nadie me pille y me gano la vida vendiendo las cosas que encuentro por ahí, encargándome de pequeños trabajos desde el anonimato, o... bueno... haciendo lo que haga falta. La libertad era más bonita desde fuera, aunque prefiero esto a pudrirme en una celda.

» ¿Cómo lo haces tú? — Juro tenía cierta curiosidad. Aquel hombre le sacaba muchos años de experiencia y ahí seguía, vivo. Probablemente, tendría algún método.
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RE: Se necesita un monstruo para matar a otro - por Eikyuu Juro - 7/02/2021, 02:03


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