11/02/2021, 00:14
Al parecer, Dosan había reconocido a Koma y aunque en un principio le fue algo difícil, el más rechoncho también lo había logrado reconocer.
«Esa actitud despreocupada… En definitiva, no puede ser otro más que él», pensó mientras Tashiro lo invitaba a entrar.
Obedeciendo, Koma se adentró al jardín de la casa. Una vez en su interior pudo apreciar la decoración y las estructuras mucho más detalladamente.
—Cuanto tiempo sin verte —exclamó mientras su cabeza iba de un lado para otro indagando hasta el más mínimo rincón de la propiedad—. Si hubiese sabido que vivías entre tantos lujos, me hubiese hecho tu mejor amigo en nuestros días en la academia —bromeó.
—Debo confesar que me ha costado lo suyo reconocerte, de hecho si no te veía holgazaneando ni siquiera te habría reconocido —seguía con sus bromas.
Algo sudoroso por las rutas y caminatas desde tempranas horas de la mañana, el chico robusto se fue acercando hasta la ubicación de su antiguo compañero.
—Déjame que me reponga un poco de la caminata que me has hecho dar —dijo sentándose sobre el pasto, al límite de la galería de madera—. ¿Acaso no podías vivir un poco más cerca del centro? —le reprochó.
«Esa actitud despreocupada… En definitiva, no puede ser otro más que él», pensó mientras Tashiro lo invitaba a entrar.
Obedeciendo, Koma se adentró al jardín de la casa. Una vez en su interior pudo apreciar la decoración y las estructuras mucho más detalladamente.
—Cuanto tiempo sin verte —exclamó mientras su cabeza iba de un lado para otro indagando hasta el más mínimo rincón de la propiedad—. Si hubiese sabido que vivías entre tantos lujos, me hubiese hecho tu mejor amigo en nuestros días en la academia —bromeó.
—Debo confesar que me ha costado lo suyo reconocerte, de hecho si no te veía holgazaneando ni siquiera te habría reconocido —seguía con sus bromas.
Algo sudoroso por las rutas y caminatas desde tempranas horas de la mañana, el chico robusto se fue acercando hasta la ubicación de su antiguo compañero.
—Déjame que me reponga un poco de la caminata que me has hecho dar —dijo sentándose sobre el pasto, al límite de la galería de madera—. ¿Acaso no podías vivir un poco más cerca del centro? —le reprochó.
| Narro | Hablo | Pienso |