12/02/2021, 08:34
—Akamatsu Nao, a su servicio — complementó a su colega de oficio, haciendo una reverencia formal para terminar de presentarse.
—Llámenme sólo Karako, que cuando me dicen Nadeshiko es como si me tratasen como la dama que no soy — Dijo sin quitar su expresión amargada. —Adelante — Dijo dejando la puerta abierta mientras ella misma se introducía en el lugar.
—Con permiso... — Dijo tímidamente mientras entraba al sitio siguiendo a la señora, y esperando que el pelinegro hiciese lo mismo.
Por dentro el local no tenía nada que ver con su exterior. Se trataba de un sitio amplio, con mesas y sillas acolchonadas para varias personas. Una barra para bebidas dejaba a la vista una gran variedad de bebidas y en el centro una amplia pista de baile, con un escenario de karaoke al fondo. Sin duda se trataba de un club nocturno, pese a que en el exterior no había señal alguna que indicase siquiera el nombre del negocio.
—Esperen aquí, les traigo las cosas — diría la mujer mientras desaparecía tras una de las puertas cerca de la barra.
—No juzgar por la apariencia, ¿eh? — Pensó en voz alta mientras su mirada se perdía oteando el lugar.
Parecía un sitio frío, pero seguramente cuando las luces estaban encendidas debía lucir bastante animado. No era de su agrado del todo el tipo de entretenimiento que se disfrutaba en la aldea, nuevamente, arraigado a su sentido de forastero. Pero fue sacado de sus pensamientos sin darle tiempo a observar del todo el lugar, pues la mujer rápidamente volvió con cubos, cepillos y un bote de alguna clase de solución líquida.
—Las pintas las hicieron con algo que no es soluble al agua, para que la lluvia no las borrase. Tengan este limpiador, porque de lo contrario no creo que salgan. Pese a que la misión la solicité yo, todos los vecinos del sector queremos que quede impoluto para poder volver a montar nuestros negocios. ¿De acuerdo? — Inquirió a ambos genin.
—Llámenme sólo Karako, que cuando me dicen Nadeshiko es como si me tratasen como la dama que no soy — Dijo sin quitar su expresión amargada. —Adelante — Dijo dejando la puerta abierta mientras ella misma se introducía en el lugar.
—Con permiso... — Dijo tímidamente mientras entraba al sitio siguiendo a la señora, y esperando que el pelinegro hiciese lo mismo.
Por dentro el local no tenía nada que ver con su exterior. Se trataba de un sitio amplio, con mesas y sillas acolchonadas para varias personas. Una barra para bebidas dejaba a la vista una gran variedad de bebidas y en el centro una amplia pista de baile, con un escenario de karaoke al fondo. Sin duda se trataba de un club nocturno, pese a que en el exterior no había señal alguna que indicase siquiera el nombre del negocio.
—Esperen aquí, les traigo las cosas — diría la mujer mientras desaparecía tras una de las puertas cerca de la barra.
—No juzgar por la apariencia, ¿eh? — Pensó en voz alta mientras su mirada se perdía oteando el lugar.
Parecía un sitio frío, pero seguramente cuando las luces estaban encendidas debía lucir bastante animado. No era de su agrado del todo el tipo de entretenimiento que se disfrutaba en la aldea, nuevamente, arraigado a su sentido de forastero. Pero fue sacado de sus pensamientos sin darle tiempo a observar del todo el lugar, pues la mujer rápidamente volvió con cubos, cepillos y un bote de alguna clase de solución líquida.
—Las pintas las hicieron con algo que no es soluble al agua, para que la lluvia no las borrase. Tengan este limpiador, porque de lo contrario no creo que salgan. Pese a que la misión la solicité yo, todos los vecinos del sector queremos que quede impoluto para poder volver a montar nuestros negocios. ¿De acuerdo? — Inquirió a ambos genin.