13/02/2021, 14:04
-No te preocupes, si te tomaste la molestía de venir hasta acá es lo menos que puedo hacer.- Contestaría mientras lo veía disfrutar de la bebida. El mensajero buscaría entre sus pertenencias un pergamino y luego se lo extendería. Algo en Dōsan le cosquilleaba cada vez que tenía que abrir uno de esos pergaminos malditos, la arbitrariedad de los trabajos de bajo rango a veces era increíble, una suerte de sexto sentido para holgazanear. -Algo me decía que tu visita no auguraba un buen presagio, Koma. Veamos que hay acá.- No pudo evitar decir mientras desataba el nudo del pergamino y lo extendería en el suelo de la galería, entonces procedería a darte una atenta lectura.
Para evitar leer en voz alta se cubrió ligeramente la boca a la vez que se tomaba el mentón, rápidamente el rostro del vago adoptó un gesto de duda, y a cada letra que leía la idea de haberse escondido para no ser encontrado ese día le parecía un mejor curso de acción que haber recibido al pobre de Koma.
-Koma, esto esta mal. ¿Por qué tengo que ir yo hasta el otro lado de Oonindo? ¿El bosque este no está en el país de la tormenta? ¡Es al otro lado del mundo!- exclamó llevándose una mano a la cabeza y otra señalando la dirección cardinal aproximada de la ubicación del bosque en cuestión, por poco no le faltaba empezar a dar vueltas en el piso y hacer un berrinche. -Me va a tomar un montón de tiempo llegar siquiera hasta allá... e incluso dice que es cuestión de suerte encontrarla, claro, suerte sería completar la misión, tengo que pagar todo de mi bolsillo...- No pudo evitar agachar la cabeza mientras se le iban ocurriendo un montón de razones para fallar aquel encargo.
-Aaaaaunque..., Amegakure solo necesita la flor ¿no?- Preguntó a Koma levantando ligeramente la mirada para hacer contacto visual con una sonrisa en el rostro que solo podría indicar que se le había ocurrido una posible salida fácil a todo ese asunto.
Para evitar leer en voz alta se cubrió ligeramente la boca a la vez que se tomaba el mentón, rápidamente el rostro del vago adoptó un gesto de duda, y a cada letra que leía la idea de haberse escondido para no ser encontrado ese día le parecía un mejor curso de acción que haber recibido al pobre de Koma.
-Koma, esto esta mal. ¿Por qué tengo que ir yo hasta el otro lado de Oonindo? ¿El bosque este no está en el país de la tormenta? ¡Es al otro lado del mundo!- exclamó llevándose una mano a la cabeza y otra señalando la dirección cardinal aproximada de la ubicación del bosque en cuestión, por poco no le faltaba empezar a dar vueltas en el piso y hacer un berrinche. -Me va a tomar un montón de tiempo llegar siquiera hasta allá... e incluso dice que es cuestión de suerte encontrarla, claro, suerte sería completar la misión, tengo que pagar todo de mi bolsillo...- No pudo evitar agachar la cabeza mientras se le iban ocurriendo un montón de razones para fallar aquel encargo.
-Aaaaaunque..., Amegakure solo necesita la flor ¿no?- Preguntó a Koma levantando ligeramente la mirada para hacer contacto visual con una sonrisa en el rostro que solo podría indicar que se le había ocurrido una posible salida fácil a todo ese asunto.