5/03/2021, 17:59
(Última modificación: 5/03/2021, 18:00 por Eikyuu Juro.)
La pregunta era obvia y estaba deseando contestarla, pero antes, decidió tomar aire, relajarse, y relatar la última parte de lo que necesitaba que Yota supiera sobre los bijuu. El como tratar con esa información era cosa suya, al fin y al cabo, pero si no la transmitía, probablemente, no podría entenderlo.
— ¿Sabes cual es el origen de los bijuu? — preguntó Juro, tan repentinamente que resultó hasta anticlimático —. Ellos fueron creados por un humano. El sabio de los seis caminos, Rikudō Sennin. El padre de todos los shinobis. Él dividió al Jūbi, la terrible bestia de diez colas, en nueve contenedores distintos, que formaron los bijuu que actualmente conocemos. Las cinco grandes aldeas más adelante los utilizaron para su guerra. Y la historia siguió hasta hoy. Sin embargo, el hombre, antes de morir, les dijo unas palabras muy importantes.
» Algún día uniréis fuerzas con los humanos para erradicar una plaga que amenazará todo Oonindo. Ese día, no temáis y colaborad, pues hasta entre seres que se creen bondadosos arraiga la codicia y la soberbia.
Esas palabras las había escuchado por primera vez de Yubiwa y luego por su propio bijuu. Juro aun se preguntaba muchas cosas. ¿Cómo aquel hombre había podido anticipar algo así? ¿Era verdaderamente Kurama el mal que había anunciado? No estaba seguro, pero esperaba que así fuera. Que pudiera llegar un mal mayor al mundo era una perspectiva terrible.
Aun así, esas palabras tenían un cierto poder que le fascinaba. Repetir lo que aquel hombre sabio profetizó una vez le daba coraje. Se sentía en el camino correcto.
— Kurama ha malinterpretado las palabras y se ha convertido en esa plaga. El Nanabi me dijo que está tratando de pervertir lo que su padre les dijo. Él estuvo observando desde que le sellaron en mí. Me observó a mi, y todo lo que hice. A nosotros. Y en ese momento decidió ayudarme. Lo que quiero que entiendas es que él no me obligó a cometer un asesinato. El Nanabi decidió confiar en mí, y yo, como ninja de Kusagakure, quise confiar en mi Aldea. Al menos, eso es lo que creía cuando entré en ese despacho aquel día — relató, para luego pasar a llegar al punto que Yota tanto había estado deseando —. Sin embargo, Kenzō-sama no pensaba igual. Sus ideales sobre los bijuu... y sobre mí, como jinchūriki, me pusieron en una situación muy peligrosa.
— ¿Sabes cual es el origen de los bijuu? — preguntó Juro, tan repentinamente que resultó hasta anticlimático —. Ellos fueron creados por un humano. El sabio de los seis caminos, Rikudō Sennin. El padre de todos los shinobis. Él dividió al Jūbi, la terrible bestia de diez colas, en nueve contenedores distintos, que formaron los bijuu que actualmente conocemos. Las cinco grandes aldeas más adelante los utilizaron para su guerra. Y la historia siguió hasta hoy. Sin embargo, el hombre, antes de morir, les dijo unas palabras muy importantes.
» Algún día uniréis fuerzas con los humanos para erradicar una plaga que amenazará todo Oonindo. Ese día, no temáis y colaborad, pues hasta entre seres que se creen bondadosos arraiga la codicia y la soberbia.
Esas palabras las había escuchado por primera vez de Yubiwa y luego por su propio bijuu. Juro aun se preguntaba muchas cosas. ¿Cómo aquel hombre había podido anticipar algo así? ¿Era verdaderamente Kurama el mal que había anunciado? No estaba seguro, pero esperaba que así fuera. Que pudiera llegar un mal mayor al mundo era una perspectiva terrible.
Aun así, esas palabras tenían un cierto poder que le fascinaba. Repetir lo que aquel hombre sabio profetizó una vez le daba coraje. Se sentía en el camino correcto.
— Kurama ha malinterpretado las palabras y se ha convertido en esa plaga. El Nanabi me dijo que está tratando de pervertir lo que su padre les dijo. Él estuvo observando desde que le sellaron en mí. Me observó a mi, y todo lo que hice. A nosotros. Y en ese momento decidió ayudarme. Lo que quiero que entiendas es que él no me obligó a cometer un asesinato. El Nanabi decidió confiar en mí, y yo, como ninja de Kusagakure, quise confiar en mi Aldea. Al menos, eso es lo que creía cuando entré en ese despacho aquel día — relató, para luego pasar a llegar al punto que Yota tanto había estado deseando —. Sin embargo, Kenzō-sama no pensaba igual. Sus ideales sobre los bijuu... y sobre mí, como jinchūriki, me pusieron en una situación muy peligrosa.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60