5/03/2021, 19:09
De todo lo que le pudo venir a la cabeza, de todo lo que podía pensar al ver por primera vez a un bijū en su forma original, a Uchiha Zaide tan solo se le vino a la mente que…
… que aquel ser era jodidamente feo. Pero feo a rabiar. A él nunca le habían atraído especialmente los bichos, y el Nanabi era un bicho gigantesco. Un bicho gigantesco cuyos ojos anaranjados rezumaban poder, eso sí. Su propio cuerpo reaccionó inyectando adrenalina en su sangre, en un instinto primitivo y de supervivencia, como si el ADN de sus células humanas reconociese un peligro ancestral.
Aquel monstruo habló. Se nombró a sí mismo como Chōmei, y varias fueron las cosas que sorprendieron al viejo Uchiha. Una de ellas fue el poco ánimo de revancha que tenía el bijū contra Kusagakure. No lo suficiente como para contarle sobre su paradero, al menos. Otra, quizá todavía más importante, fue…
—Vuelas… libre. —No vio cadenas amarrando sus patas. No vio barrotes entre Chōmei y él. Mantuvo su mirada por unos instantes, y luego lanzó una carcajada agria. Miró a Juro elocuentemente—. Ya veo… Ya veo —dijo, cerrando los ojos por un instante.
Cuando los volvió a abrir, estaba de vuelta en el mundo tangible. El bosque había vuelto a su lugar. El monstruo había desaparecido, aunque los dos sabían que en verdad estaba muy presente.
—Así que has tomado el mismo camino que Aotsuki Ayame —dijo, recordando las palabras de Kokuō. No las había escuchado él directamente, pero se las habían contado. Al parecer, Ayame había roto las cadenas del Gobi. En el momento, no lo había comprendido del todo. Ahora sabía que aquella frase era literal, y que Juro había hecho lo mismo—. Me reconforta saber que hay gente más loca que yo en este mundo.
Ahora comprendía que Juro había estado ocultándole muchas más cosas de las que pensaba en un primer momento. Chico listo. Quizá no necesitase de tantas enseñanzas, después de todo.
… que aquel ser era jodidamente feo. Pero feo a rabiar. A él nunca le habían atraído especialmente los bichos, y el Nanabi era un bicho gigantesco. Un bicho gigantesco cuyos ojos anaranjados rezumaban poder, eso sí. Su propio cuerpo reaccionó inyectando adrenalina en su sangre, en un instinto primitivo y de supervivencia, como si el ADN de sus células humanas reconociese un peligro ancestral.
Aquel monstruo habló. Se nombró a sí mismo como Chōmei, y varias fueron las cosas que sorprendieron al viejo Uchiha. Una de ellas fue el poco ánimo de revancha que tenía el bijū contra Kusagakure. No lo suficiente como para contarle sobre su paradero, al menos. Otra, quizá todavía más importante, fue…
—Vuelas… libre. —No vio cadenas amarrando sus patas. No vio barrotes entre Chōmei y él. Mantuvo su mirada por unos instantes, y luego lanzó una carcajada agria. Miró a Juro elocuentemente—. Ya veo… Ya veo —dijo, cerrando los ojos por un instante.
Cuando los volvió a abrir, estaba de vuelta en el mundo tangible. El bosque había vuelto a su lugar. El monstruo había desaparecido, aunque los dos sabían que en verdad estaba muy presente.
—Así que has tomado el mismo camino que Aotsuki Ayame —dijo, recordando las palabras de Kokuō. No las había escuchado él directamente, pero se las habían contado. Al parecer, Ayame había roto las cadenas del Gobi. En el momento, no lo había comprendido del todo. Ahora sabía que aquella frase era literal, y que Juro había hecho lo mismo—. Me reconforta saber que hay gente más loca que yo en este mundo.
Ahora comprendía que Juro había estado ocultándole muchas más cosas de las que pensaba en un primer momento. Chico listo. Quizá no necesitase de tantas enseñanzas, después de todo.
![[Imagen: Uchiha-Zaide-eyes2.png]](https://i.ibb.co/gwnNShR/Uchiha-Zaide-eyes2.png)