7/03/2021, 16:06
La reacción de Zaide no fue la esperada. No había muchos hombres que se rieran ante la presencia de un bijuu, desde luego. Juro pudo notar que, realmente, la mente del Uchiha no se estaba burlando de la presencia de aquella criatura. Más bien, estaba un par de pasos más allá de ahí, procesando la información.
Antes de que Chōmei pudiera si quiera decir algo, el Uchiha pestañeó y la presencia desapareció. Habían regresado al mundo real otra vez. El bosque hizo que Juro pudiera respirar un poco más tranquilo. Odiaba aquellos ojos rojos y no quería que actuaran sobre él.
« ¿Hay algo que ese sharingan no pueda hacer? » — se lamentó, para sí mismo. Era tan inquietante. Pudo sentir a Chōmei , en su interior, agitado. A él tampoco le había gustado aquel encuentro.
—Así que has tomado el mismo camino que Aotsuki Ayame
Sus palabras fueron... inesperadas. Estaba claro que se había dado cuenta de que las cadenas que antes habían atado a la criatura ya no estaban. Pero aun así, ¿Qué clase de conexión tenía aquel hombre con Ayame y con Kokuō? Se volvió a sentir, aunque de menor manera, expuesto a una lógica que no alcanzaba a comprender.
Una cosa estaba clara, al menos. Si Ayame también había roto las cadenas, eso quería decir que se había reconciliado con Kokuō. Eso era una buena noticia. El día que se encontró con ella, dominando el cuerpo de Ayame, rezumaba rencor hacia los humanos por todo su cuerpo.
— Quién iba a decir que podías hacer eso. Tú también eres una caja de sorpresas — admitió Juro, tratando de liberarse de aquel estupor. Luego, siguió hablando, de la mejor manera que pudo —. No sé si hemos tomado el mismo camino o solo hemos coincidido en una intersección. Pero, como ya te dije antes, no me arrepiento de ninguna de las decisiones que me han llevado aquí.
Ese último comentario le sacó una sonrisa.
» Supongo que solo me queda abrazar esa locura. Como ves, a mi camino no le faltan ni ambiciones ni peligros. Uno digno de la fama que me precede, espero.
No iba a negar que le había estado mintiendo. Ese hombre era muy perspicaz y si en algún momento le había creído tan inocente como para contarle toda la verdad, esa ilusión se había disipado con el pestañeo de esos ojos carmesí. Ahora, solo quedaba una realidad difusa, probablemente incomprensible para él. Pero no pensaba sentarse a tomar el té con él y contarle su vida. Y a él, probablemente, tampoco le interesaba.
Antes de que Chōmei pudiera si quiera decir algo, el Uchiha pestañeó y la presencia desapareció. Habían regresado al mundo real otra vez. El bosque hizo que Juro pudiera respirar un poco más tranquilo. Odiaba aquellos ojos rojos y no quería que actuaran sobre él.
« ¿Hay algo que ese sharingan no pueda hacer? » — se lamentó, para sí mismo. Era tan inquietante. Pudo sentir a Chōmei , en su interior, agitado. A él tampoco le había gustado aquel encuentro.
—Así que has tomado el mismo camino que Aotsuki Ayame
Sus palabras fueron... inesperadas. Estaba claro que se había dado cuenta de que las cadenas que antes habían atado a la criatura ya no estaban. Pero aun así, ¿Qué clase de conexión tenía aquel hombre con Ayame y con Kokuō? Se volvió a sentir, aunque de menor manera, expuesto a una lógica que no alcanzaba a comprender.
Una cosa estaba clara, al menos. Si Ayame también había roto las cadenas, eso quería decir que se había reconciliado con Kokuō. Eso era una buena noticia. El día que se encontró con ella, dominando el cuerpo de Ayame, rezumaba rencor hacia los humanos por todo su cuerpo.
— Quién iba a decir que podías hacer eso. Tú también eres una caja de sorpresas — admitió Juro, tratando de liberarse de aquel estupor. Luego, siguió hablando, de la mejor manera que pudo —. No sé si hemos tomado el mismo camino o solo hemos coincidido en una intersección. Pero, como ya te dije antes, no me arrepiento de ninguna de las decisiones que me han llevado aquí.
Ese último comentario le sacó una sonrisa.
» Supongo que solo me queda abrazar esa locura. Como ves, a mi camino no le faltan ni ambiciones ni peligros. Uno digno de la fama que me precede, espero.
No iba a negar que le había estado mintiendo. Ese hombre era muy perspicaz y si en algún momento le había creído tan inocente como para contarle toda la verdad, esa ilusión se había disipado con el pestañeo de esos ojos carmesí. Ahora, solo quedaba una realidad difusa, probablemente incomprensible para él. Pero no pensaba sentarse a tomar el té con él y contarle su vida. Y a él, probablemente, tampoco le interesaba.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60