11/03/2021, 14:17
(Última modificación: 11/03/2021, 15:39 por Uzumaki Eri. Editado 1 vez en total.)
Saori se había graduado en la academia hacía muy poquito y desde entonces, no había hecho más que recibir elogios por parte de su padre, que parecía estar más emocionado que él mismo, y alguna que otra mirada de complicidad por parte de su madre, a pesar de que no estaba del todo de acuerdo con el camino escogido por su hijo.
Aquella mañana el joven había decidido acercarse al edificio del Uzukage para tratar de conseguir su primera misión, si es que hubiera alguna disponible para que una sola persona de su nivel pudiera completarla, pero en el caso contrario, no desaprovecharía el día y entrenaría por su cuenta. Se vistió con sus ropas habituales, se ciñó el portaobjetos al muslo y anudó su recién recibida bandana al cuello, no sin antes pulirla un poco con la manga de la sudadera, tratando de verse reflejado en ella, <<Allá vamos.>> y salió de su casa en dirección al céntrico edificio.
No tardó demasiado en vislumbrar la construcción con sus característicos tejados carmesí, por lo que apretó un poco el paso. Cruzó el puente de madera que atravesaba el río que rodeaba el lugar, se plantó frente a la puerta y tomó una gran bocanada de aire antes de dar su primer paso en el edificio.
Le recibió una gran sala, por lo que tuvo que mirar un poco a ambos lados para ver donde se encontraba el mostrador de recepción y, una vez lo tuvo localizado, dirigió sus pasos hacia allí.
Una vez estuvo frente al mostrador miraría a la persona que hubiera detrás y carraspeó para aclararse la voz.
—Buenos días, mi nombre es Sarutobi Saori, venía a solicitar mi primera misión.
Aquella mañana el joven había decidido acercarse al edificio del Uzukage para tratar de conseguir su primera misión, si es que hubiera alguna disponible para que una sola persona de su nivel pudiera completarla, pero en el caso contrario, no desaprovecharía el día y entrenaría por su cuenta. Se vistió con sus ropas habituales, se ciñó el portaobjetos al muslo y anudó su recién recibida bandana al cuello, no sin antes pulirla un poco con la manga de la sudadera, tratando de verse reflejado en ella, <<Allá vamos.>> y salió de su casa en dirección al céntrico edificio.
No tardó demasiado en vislumbrar la construcción con sus característicos tejados carmesí, por lo que apretó un poco el paso. Cruzó el puente de madera que atravesaba el río que rodeaba el lugar, se plantó frente a la puerta y tomó una gran bocanada de aire antes de dar su primer paso en el edificio.
Le recibió una gran sala, por lo que tuvo que mirar un poco a ambos lados para ver donde se encontraba el mostrador de recepción y, una vez lo tuvo localizado, dirigió sus pasos hacia allí.
Una vez estuvo frente al mostrador miraría a la persona que hubiera detrás y carraspeó para aclararse la voz.
—Buenos días, mi nombre es Sarutobi Saori, venía a solicitar mi primera misión.