12/03/2021, 02:00
Datsue sonrió. Era increíble el aplomo y valentía que demostraba tener aquel chico. Aún ahora que sabía quién era él, aún sabiendo todo lo que sabía de su condición, apenas había dudado un par de segundos antes de decidir que aceptaba.
«Oh, no me digas que no te enseñaron modales», pensó, contrariado, cuando le vio ejecutar sellos antes siquiera de hacer el sello de confrontación. No iba a tenérselo en cuenta, sin embargo. Lo achacó a la emoción del momento.
Reconoció aquella técnica enseguida. Hanabi había empleado algo parecido en su combate contra él. Aquella nube de humo no era simple humo. Datsue ejecutó una rápida tanda de sellos —sus manos, al contrario que Sarutobi Saori, sí se movieron rápido—. Su cuerpo se hundió en la tierra, a salvo bajo la superficie. Y no solo eso, gracias al Moguragakure no Jutsu, era capaz de saber exactamente dónde se había ocultado Saori, mediante la medición de fuerzas magnéticas.
Se dirigió hasta allí buceando bajo tierra y asomó la cabeza justo frente a sus narices.
—¡¡Hola!! —exclamó con ímpetu, tratando de asustarle en parte y de que le mirase a la cara por el otro lado. Cuando se produjo contacto visual, ojo a ojo, continuó—. Eres de los impacientes, ¿eh?
Datsue salió del suelo y se sacudió la ropa, quitándose el polvo.
—Por los dioses, chico, no pensarías que íbamos a tener un combate en mitad de la calle, ¿no? —Suspiró—. Dime una cosa, ¿has oído hablar en clase de los Genjutsus? Ya sabes, esas técnicas que sirven para crear ilusiones. Pues, verás… ¡Estás en uno! —le anunció, pese a que a su alrededor seguía todo igual.
Entonces Datsue chasqueó los dedos, y la nube de cenizas desapareció de la calle. Volvió a chasquearlos, y el holograma de una pantalla surgió de la nada frente a ellos. En ella, aparecía la pantalla de carga de una de esas máquinas recreativas. Empezó a sonar musiquilla de fondo, y un momento dado apareció una ristra de personajes a cada lado, bajo el título: Ninja Fighter.
A la izquierda, se seleccionó automáticamente la figura de Sarutobi Saori. A la derecha, aparecieron un montón de personajes en pose de combate. Personajes que Saori apenas conocía. Un tal Amedama Daruu. Aotsuki Ayame. Umikiba Kaido. Amekoro Yui. Aburame Kintsugi. Uzumaki Eri. Uzumaki Zoku. Sarutobi Hanabi. En fin, un montón. Datsue seleccionó a un tipo llamado el Intrépido. A grandes rasgos era igual que él, pero más pequeño y con la cara más aniñada.
—Te presento a mi yo recién salido de la academia. Trece añitos tenía por aquella época. Así que, ¿qué me dices? ¿Te enfrentas a mi yo del pasado? En serio, aprecio tu determinación al enfrentarte a mí sin pensártelo… pero no sería divertido. Ahora mismo no tendrías ninguna posibilidad —dijo, con franqueza. Luego bajó la voz y, como si estuviese contándole un secreto, añadió:—. Si quieres empezar el combate, tienes que echarle una moneda.
«Oh, no me digas que no te enseñaron modales», pensó, contrariado, cuando le vio ejecutar sellos antes siquiera de hacer el sello de confrontación. No iba a tenérselo en cuenta, sin embargo. Lo achacó a la emoción del momento.
Reconoció aquella técnica enseguida. Hanabi había empleado algo parecido en su combate contra él. Aquella nube de humo no era simple humo. Datsue ejecutó una rápida tanda de sellos —sus manos, al contrario que Sarutobi Saori, sí se movieron rápido—. Su cuerpo se hundió en la tierra, a salvo bajo la superficie. Y no solo eso, gracias al Moguragakure no Jutsu, era capaz de saber exactamente dónde se había ocultado Saori, mediante la medición de fuerzas magnéticas.
Se dirigió hasta allí buceando bajo tierra y asomó la cabeza justo frente a sus narices.
—¡¡Hola!! —exclamó con ímpetu, tratando de asustarle en parte y de que le mirase a la cara por el otro lado. Cuando se produjo contacto visual, ojo a ojo, continuó—. Eres de los impacientes, ¿eh?
Datsue salió del suelo y se sacudió la ropa, quitándose el polvo.
—Por los dioses, chico, no pensarías que íbamos a tener un combate en mitad de la calle, ¿no? —Suspiró—. Dime una cosa, ¿has oído hablar en clase de los Genjutsus? Ya sabes, esas técnicas que sirven para crear ilusiones. Pues, verás… ¡Estás en uno! —le anunció, pese a que a su alrededor seguía todo igual.
Entonces Datsue chasqueó los dedos, y la nube de cenizas desapareció de la calle. Volvió a chasquearlos, y el holograma de una pantalla surgió de la nada frente a ellos. En ella, aparecía la pantalla de carga de una de esas máquinas recreativas. Empezó a sonar musiquilla de fondo, y un momento dado apareció una ristra de personajes a cada lado, bajo el título: Ninja Fighter.
A la izquierda, se seleccionó automáticamente la figura de Sarutobi Saori. A la derecha, aparecieron un montón de personajes en pose de combate. Personajes que Saori apenas conocía. Un tal Amedama Daruu. Aotsuki Ayame. Umikiba Kaido. Amekoro Yui. Aburame Kintsugi. Uzumaki Eri. Uzumaki Zoku. Sarutobi Hanabi. En fin, un montón. Datsue seleccionó a un tipo llamado el Intrépido. A grandes rasgos era igual que él, pero más pequeño y con la cara más aniñada.
—Te presento a mi yo recién salido de la academia. Trece añitos tenía por aquella época. Así que, ¿qué me dices? ¿Te enfrentas a mi yo del pasado? En serio, aprecio tu determinación al enfrentarte a mí sin pensártelo… pero no sería divertido. Ahora mismo no tendrías ninguna posibilidad —dijo, con franqueza. Luego bajó la voz y, como si estuviese contándole un secreto, añadió:—. Si quieres empezar el combate, tienes que echarle una moneda.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado