13/03/2021, 02:21
Saori trataba de recuperar el aliento mientras intentaba ponerse en pie sin conseguirlo, y de repente, de la nada, una voz le habló.
—¿Quieres ser el mejor? Entonces tienes que derrotar al mejor —sentenció—. Ahí afuera no esperarán a que te tomes un respiro. Ahí afuera no pararán cuando te fallen las fuerzas.
»Me has hablado de tu Camino del Ninja. Es hora de que camines por él.
Miró hacia arriba y vio al Datsue auténtico, al que se había encontrado por casualidad al comienzo de toda aquella historia, como un fantasma flotando, y estaba en lo cierto, el Sarutobi estaba allí, lamentándose en el suelo y, en cualquier otra situación aquello podría resultar fatal y no podía permitirse rendirse a las primeras de cambio, tenía que sobreponerse.
Dio un pequeño puñetazo al suelo y comenzó a incorporarse, poco a poco hasta que, por fin, estuvo erguido de nuevo, magullado y dolorido, pero en pie.
—Vamos allá. — Dijo con la voz entrecortada.
Echó a correr, si es que lo que hacía podía llamarse correr, en dirección a Datsue y, mientras se acercaba, su mano entró en su portaobjetos y, al sacar su último kunai, un destello inundaría de nuevo la visión de su rival, hecho que aprovechó para lanzar el arma hacia el pecho del Uchiha y, en cuanto el kunai salió de su mano, comenzó una rápida serie de sellos, tras la cual un chorro de llamas se dirigiría feroz a su oponente, esperando pillarlo desprevenido.
—¿Quieres ser el mejor? Entonces tienes que derrotar al mejor —sentenció—. Ahí afuera no esperarán a que te tomes un respiro. Ahí afuera no pararán cuando te fallen las fuerzas.
»Me has hablado de tu Camino del Ninja. Es hora de que camines por él.
Miró hacia arriba y vio al Datsue auténtico, al que se había encontrado por casualidad al comienzo de toda aquella historia, como un fantasma flotando, y estaba en lo cierto, el Sarutobi estaba allí, lamentándose en el suelo y, en cualquier otra situación aquello podría resultar fatal y no podía permitirse rendirse a las primeras de cambio, tenía que sobreponerse.
Dio un pequeño puñetazo al suelo y comenzó a incorporarse, poco a poco hasta que, por fin, estuvo erguido de nuevo, magullado y dolorido, pero en pie.
—Vamos allá. — Dijo con la voz entrecortada.
Echó a correr, si es que lo que hacía podía llamarse correr, en dirección a Datsue y, mientras se acercaba, su mano entró en su portaobjetos y, al sacar su último kunai, un destello inundaría de nuevo la visión de su rival, hecho que aprovechó para lanzar el arma hacia el pecho del Uchiha y, en cuanto el kunai salió de su mano, comenzó una rápida serie de sellos, tras la cual un chorro de llamas se dirigiría feroz a su oponente, esperando pillarlo desprevenido.