15/03/2021, 22:51
Juro se sintió un poco mal al ver la confusión evidente de Yota. Parecía estar tratando de procesarlo todo. Curiosamente, él había esperado mucha más resistencia por su parte al oírle hablar de la verdad acerca de los bijuu. Claro que el hecho de que estuviera dispuesto a escuchar no quería decir que estuviera de acuerdo ni que fuera a aceptarlo. Simplemente estaba analizando su punto de vista, para ver si tenía algún sentido.
— ¿Estás intentando hacerme ver que llegasteis a las manos porque Kenzō-sama pensaba que os bijūs eran malos y tu pensabas que eran buenos?
La verdad es que esa versión era terriblemente simple, pero, también era cierta. Se podía resumir así perfectamente la cosa.
Se sintió un poco mal por Kumopansa. La araña había dejado de lanzarle pullas un rato después, y hasta había tratado de calmar a Yota, pero solo había recibido un ácido comentario por parte de su compañero. Las viejas costumbres no habían cambiado. Yota tenía que tratar mejor a sus aliados.
— Nunca planeé llegar a las manos con él, incluso si tuviera ideas tan contrarias a las mías. Pero si hablas de un choque de ideales, sí, es lo que se produjo en ese despacho aquel día — explicó Juro —. Antes de ir a reportar lo que ocurrió en el despacho aquel día, yo estaba un poco nervioso. Como comprenderás, ese hombre se había negado a hablar sobre los bijuu desde que le conocía, y yo estaba a punto de decirle que había liberado al que tenía en mi interior para salvar el pellejo y que ahora eramos aliados.
» El Nanabi me advirtió algo antes de entrar aquel día. Me dijo que debía ser prudente y no revelar toda mi información. Que el Morikage era un hombre peligroso y que no dudaría en encerrarle de nuevo en un jarrón si no le gustaba lo que escuchaba, algo que me mataría en el proceso. Que aunque no lo creyera capaz, que no le diera la oportunidad de hacerlo — recitó, para luego añadir, rápidamente —... y antes de que lo digas, no, el Nanabi no me dijo que lo matara. Ni si quiera que me enfrentara a él. No me incitó a una pelea. Simplemente, me advirtió que tuviera cuidado. Creo que el bijuu había estado observando las conductas que mostró conmigo y se dio cuenta de que algo no cuadraba. O quizá, simplemente nunca confío en él.
Juro se encogió de hombros.
— Intenté ser prudente, pero lógicamente, el Morikage quería saber la verdadera versión de los hechos y engañarle era imposible. Así que al final, no hice caso al Nanabi. Le conté todo, desde lo de Yubiwa hasta la existencia de los bijuus que se oponían a Kurama y mi pacto con el Nanabi — admitió Juro —... y después de escucharlo atentamente, me condenó por haber confiado en un bijuu. Me acuso de ser un traidor que se había salido del sendero de Kusagakure y llamó a los ANBU para reducirme, encerrarme y quién sabe qué después.
— ¿Estás intentando hacerme ver que llegasteis a las manos porque Kenzō-sama pensaba que os bijūs eran malos y tu pensabas que eran buenos?
La verdad es que esa versión era terriblemente simple, pero, también era cierta. Se podía resumir así perfectamente la cosa.
Se sintió un poco mal por Kumopansa. La araña había dejado de lanzarle pullas un rato después, y hasta había tratado de calmar a Yota, pero solo había recibido un ácido comentario por parte de su compañero. Las viejas costumbres no habían cambiado. Yota tenía que tratar mejor a sus aliados.
— Nunca planeé llegar a las manos con él, incluso si tuviera ideas tan contrarias a las mías. Pero si hablas de un choque de ideales, sí, es lo que se produjo en ese despacho aquel día — explicó Juro —. Antes de ir a reportar lo que ocurrió en el despacho aquel día, yo estaba un poco nervioso. Como comprenderás, ese hombre se había negado a hablar sobre los bijuu desde que le conocía, y yo estaba a punto de decirle que había liberado al que tenía en mi interior para salvar el pellejo y que ahora eramos aliados.
» El Nanabi me advirtió algo antes de entrar aquel día. Me dijo que debía ser prudente y no revelar toda mi información. Que el Morikage era un hombre peligroso y que no dudaría en encerrarle de nuevo en un jarrón si no le gustaba lo que escuchaba, algo que me mataría en el proceso. Que aunque no lo creyera capaz, que no le diera la oportunidad de hacerlo — recitó, para luego añadir, rápidamente —... y antes de que lo digas, no, el Nanabi no me dijo que lo matara. Ni si quiera que me enfrentara a él. No me incitó a una pelea. Simplemente, me advirtió que tuviera cuidado. Creo que el bijuu había estado observando las conductas que mostró conmigo y se dio cuenta de que algo no cuadraba. O quizá, simplemente nunca confío en él.
Juro se encogió de hombros.
— Intenté ser prudente, pero lógicamente, el Morikage quería saber la verdadera versión de los hechos y engañarle era imposible. Así que al final, no hice caso al Nanabi. Le conté todo, desde lo de Yubiwa hasta la existencia de los bijuus que se oponían a Kurama y mi pacto con el Nanabi — admitió Juro —... y después de escucharlo atentamente, me condenó por haber confiado en un bijuu. Me acuso de ser un traidor que se había salido del sendero de Kusagakure y llamó a los ANBU para reducirme, encerrarme y quién sabe qué después.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60