22/03/2021, 13:17
(Última modificación: 22/03/2021, 13:21 por Sasagani Yota. Editado 1 vez en total.)
— Nunca planeé llegar a las manos con él, incluso si tuviera ideas tan contrarias a las mías. Pero si hablas de un choque de ideales, sí, es lo que se produjo en ese despacho aquel día — explicó Juro —. Antes de ir a reportar lo que ocurrió en el despacho aquel día, yo estaba un poco nervioso. Como comprenderás, ese hombre se había negado a hablar sobre los bijuu desde que le conocía, y yo estaba a punto de decirle que había liberado al que tenía en mi interior para salvar el pellejo y que ahora eramos aliados.
» El Nanabi me advirtió algo antes de entrar aquel día. Me dijo que debía ser prudente y no revelar toda mi información. Que el Morikage era un hombre peligroso y que no dudaría en encerrarle de nuevo en un jarrón si no le gustaba lo que escuchaba, algo que me mataría en el proceso. Que aunque no lo creyera capaz, que no le diera la oportunidad de hacerlo — recitó, para luego añadir, rápidamente —... y antes de que lo digas, no, el Nanabi no me dijo que lo matara. Ni si quiera que me enfrentara a él. No me incitó a una pelea. Simplemente, me advirtió que tuviera cuidado. Creo que el bijuu había estado observando las conductas que mostró conmigo y se dio cuenta de que algo no cuadraba. O quizá, simplemente nunca confío en él.
Escuchaba a Juro y era como si escuchase a alguien totalmente distinto del que había conocido anteriormente. Hablaba de Kenzō como si fuera alguien del cual ser receloso o del que tener un especial cuidado, alguien de quien desconfiar y andarse con pies de plomo.
— Intenté ser prudente, pero lógicamente, el Morikage quería saber la verdadera versión de los hechos y engañarle era imposible. Así que al final, no hice caso al Nanabi. Le conté todo, desde lo de Yubiwa hasta la existencia de los bijuus que se oponían a Kurama y mi pacto con el Nanabi — admitió Juro —... y después de escucharlo atentamente, me condenó por haber confiado en un bijuu. Me acuso de ser un traidor que se había salido del sendero de Kusagakure y llamó a los ANBU para reducirme, encerrarme y quién sabe qué después.
La revelación de ser cierta era de lo más sorprendente. El propio Morikage tomando cartas en el asunto cegado por la supuesta visión del mundo que había expuesto Juro unos instantes antes.
— La verdad es que resulta complicado de creer, ¿sabes? Precisamente Kenzō-sama se caracterizaba porque solía escucharnos a todos. No entiendo porque no iba a escucharte a ti, precisamente, que eras el jinchuriki de la aldea. ¿Sabes? Me pidió que viviera pegado a tu culo para asegurarse de que no te pasase nada, para que fuese algo así como tu angel de la guarda. Le cuestioné y me dijo que un jōnin no estaría tan unido a ti como lo podía estar yo, porque confiabamos el uno en el otro ¿recuerdas? — obviamente estaba tratando de forzar un poco las cosas, pero es que seguía sin verle el sentido a todo aquello. — No entiendo porque tenía que desconfiar de ti
— Eso es cierto, yo estuve allí cuando se lo pidió
«En realidad, de alguna forma, tengo que volver a cuidar de ti»
» El Nanabi me advirtió algo antes de entrar aquel día. Me dijo que debía ser prudente y no revelar toda mi información. Que el Morikage era un hombre peligroso y que no dudaría en encerrarle de nuevo en un jarrón si no le gustaba lo que escuchaba, algo que me mataría en el proceso. Que aunque no lo creyera capaz, que no le diera la oportunidad de hacerlo — recitó, para luego añadir, rápidamente —... y antes de que lo digas, no, el Nanabi no me dijo que lo matara. Ni si quiera que me enfrentara a él. No me incitó a una pelea. Simplemente, me advirtió que tuviera cuidado. Creo que el bijuu había estado observando las conductas que mostró conmigo y se dio cuenta de que algo no cuadraba. O quizá, simplemente nunca confío en él.
Escuchaba a Juro y era como si escuchase a alguien totalmente distinto del que había conocido anteriormente. Hablaba de Kenzō como si fuera alguien del cual ser receloso o del que tener un especial cuidado, alguien de quien desconfiar y andarse con pies de plomo.
— Intenté ser prudente, pero lógicamente, el Morikage quería saber la verdadera versión de los hechos y engañarle era imposible. Así que al final, no hice caso al Nanabi. Le conté todo, desde lo de Yubiwa hasta la existencia de los bijuus que se oponían a Kurama y mi pacto con el Nanabi — admitió Juro —... y después de escucharlo atentamente, me condenó por haber confiado en un bijuu. Me acuso de ser un traidor que se había salido del sendero de Kusagakure y llamó a los ANBU para reducirme, encerrarme y quién sabe qué después.
La revelación de ser cierta era de lo más sorprendente. El propio Morikage tomando cartas en el asunto cegado por la supuesta visión del mundo que había expuesto Juro unos instantes antes.
— La verdad es que resulta complicado de creer, ¿sabes? Precisamente Kenzō-sama se caracterizaba porque solía escucharnos a todos. No entiendo porque no iba a escucharte a ti, precisamente, que eras el jinchuriki de la aldea. ¿Sabes? Me pidió que viviera pegado a tu culo para asegurarse de que no te pasase nada, para que fuese algo así como tu angel de la guarda. Le cuestioné y me dijo que un jōnin no estaría tan unido a ti como lo podía estar yo, porque confiabamos el uno en el otro ¿recuerdas? — obviamente estaba tratando de forzar un poco las cosas, pero es que seguía sin verle el sentido a todo aquello. — No entiendo porque tenía que desconfiar de ti
— Eso es cierto, yo estuve allí cuando se lo pidió
«En realidad, de alguna forma, tengo que volver a cuidar de ti»
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