7/07/2021, 19:22
—Em, ok...Demasiado tierno quizás, pero prefiero eso a que me sigas diciendo "señorita".
Esta vez fue Chika la que resopló, en un tono mucho más desenfadado que Jun.
— No quieres Señorita Nara, no quieres Jun-chan, no sé, Jun-hime, se me acaban las opciones. ¿Nara-san? Llevo sin llamar así a nadie desde que salí de la academia. ¿No es demasiado formal?
Ladeó la cabeza en gesto de duda.
—Era un clan, pero que va. Para nada soy importante. Incluso, por como te presentaste, parece que tu eres la importante, con el dojo ese en el que estás. Mi padre constantemente busca que entrenemos y seamos más fuerte, a mi y mis hermanos. Quizás sea por algo del clan o por algo de esa índole, pero nunca me contó bien el por que.
— No, no, no, yo no soy de ningún clan ni nada. Mi hermana, bueno, ¿hermanastra? No somos hermanas en verdad, pero nos adoptó el mismo señor. Pero, pues eso, mi hermana es la del renombre. Yo ni siquiera conocí a mis padres biológicos, igual he sido siempre pobre o soy una princesa perdida.
Se detuvo a sí misma y se rascó la nuca, aunque por encima de la capa quedaba extraño y antinatural, pero era más un gesto que otra cosa.
— Perdona, me he ido por las ramas. Seguro que tu padre se preocupa por ti y por eso quiere que entrenes. Cuando te gradúes y hagas misiones agradecerás ese esfuerzo extra, créeme. A mi me pasó algo parecido.
Su propio padre no era muy estricto, pero era tajante con escaquearse, si le decías de entrenar, entrenabas, nada de descansos para comer ni para respirar. Por suerte o por desgracia, Chika acabó cogiéndole el gustillo a eso de entrenar, tal vez demasiado.
Esta vez fue Chika la que resopló, en un tono mucho más desenfadado que Jun.
— No quieres Señorita Nara, no quieres Jun-chan, no sé, Jun-hime, se me acaban las opciones. ¿Nara-san? Llevo sin llamar así a nadie desde que salí de la academia. ¿No es demasiado formal?
Ladeó la cabeza en gesto de duda.
—Era un clan, pero que va. Para nada soy importante. Incluso, por como te presentaste, parece que tu eres la importante, con el dojo ese en el que estás. Mi padre constantemente busca que entrenemos y seamos más fuerte, a mi y mis hermanos. Quizás sea por algo del clan o por algo de esa índole, pero nunca me contó bien el por que.
— No, no, no, yo no soy de ningún clan ni nada. Mi hermana, bueno, ¿hermanastra? No somos hermanas en verdad, pero nos adoptó el mismo señor. Pero, pues eso, mi hermana es la del renombre. Yo ni siquiera conocí a mis padres biológicos, igual he sido siempre pobre o soy una princesa perdida.
Se detuvo a sí misma y se rascó la nuca, aunque por encima de la capa quedaba extraño y antinatural, pero era más un gesto que otra cosa.
— Perdona, me he ido por las ramas. Seguro que tu padre se preocupa por ti y por eso quiere que entrenes. Cuando te gradúes y hagas misiones agradecerás ese esfuerzo extra, créeme. A mi me pasó algo parecido.
Su propio padre no era muy estricto, pero era tajante con escaquearse, si le decías de entrenar, entrenabas, nada de descansos para comer ni para respirar. Por suerte o por desgracia, Chika acabó cogiéndole el gustillo a eso de entrenar, tal vez demasiado.