9/07/2021, 00:24
—Te estoy diciendo que te invito. No me rechaces de esa forma.
— No te rechazo, pero como tu mayor y tu senpai ninja, tengo la responsabilidad de pagarte yo una buena comida para que esos músculos crezcan apropiadamente. Como unos buenos dangos.
Chika asintió para sí como si hubiese dado con la verdad absoluta del universo. mientras se giraba en la dirección que su guia le marcaba.
—En el camino vamos viendo, pero que sea algo para ir comiendo mientras caminamos. Si te gusta lo salado podemos comer un takoyaki o ikayaki. Si no, puede ser dango o anpan. O lo que encontremos, ya veremos.
— Bueeeeno, si te gusta lo salado podemos coger salado, claro. No quiero decir que lo dulce es lo mejor, pero lo dulce es lo mejor. Nada como unos buenos dangos.
En la cara se le dibujó una sonrisa tonta y empezó a imaginarse los dangos, normalmente los vendían de colorines, pero en casa solían hacerlos blancos. Por lo que ya en su propia imaginación, Chika ni siquiera estaba segura de a qué sabían las de colores, pero qué rico estaba el dango blanco.
— Pero, ¿tú qué prefieres? Diría que eres más de salado.
— No te rechazo, pero como tu mayor y tu senpai ninja, tengo la responsabilidad de pagarte yo una buena comida para que esos músculos crezcan apropiadamente. Como unos buenos dangos.
Chika asintió para sí como si hubiese dado con la verdad absoluta del universo. mientras se giraba en la dirección que su guia le marcaba.
—En el camino vamos viendo, pero que sea algo para ir comiendo mientras caminamos. Si te gusta lo salado podemos comer un takoyaki o ikayaki. Si no, puede ser dango o anpan. O lo que encontremos, ya veremos.
— Bueeeeno, si te gusta lo salado podemos coger salado, claro. No quiero decir que lo dulce es lo mejor, pero lo dulce es lo mejor. Nada como unos buenos dangos.
En la cara se le dibujó una sonrisa tonta y empezó a imaginarse los dangos, normalmente los vendían de colorines, pero en casa solían hacerlos blancos. Por lo que ya en su propia imaginación, Chika ni siquiera estaba segura de a qué sabían las de colores, pero qué rico estaba el dango blanco.
— Pero, ¿tú qué prefieres? Diría que eres más de salado.