10/07/2021, 19:41
—Parece que te gusta demasiado lo dulce.Cuando mi hermano haga te llevaré sin falta.
— P-Pero, ¡Jun-chan! ¿Cómo se puede tener demasiado de algo bueno? ¿Demasiado dulce? ¿Demasiado entrenamiento? ¿Demasiada lluvia? Vale, definitivamente puede haber demasiada lluvia. Pero no demasiado dulce. Y sí, llevalo al dojo y di... eh... di que es una receta especial para alimentar los músculos o algo así. Seguramente me haya pasado de dulces este mes.
Chika volvió a apartar la mirada. Acababa de presumir de ser la mayor pero lo cierto era que su hermana también llevaba la dieta en la casa, lo de compensar proteinas y glucosa y esas cosas. Y siempre se pasaba de dulces. Necesitaban hacerse fuertes, cuanto antes, para parar a Dragón Rojo, los malvados que habían matado a todos los señores feudales del mundo y cientos de personas inocentes. Así que la dieta era algo prioritario, pero los pastelitos. LOS PASTELITOS.
—Es que mi hermano me llevó arrastrando casi de la cama para entrenar y no tenía muchas ganas de hacerme algo. Igual, nunca me pasó nada por no desayunar.
Chika se cruzó de brazos y frunció el ceño, ofendida.
— Pues la próxima vez dile que te traiga una magdalena, un bollo o un vaso de leche. — deshizo el cruce de brazos y desfrunció el ceño. — Pero diselo... después de que haga los dulces. Cuando vayas a traermelos. — volvió a cruzarse de brazos y fruncir el ceño. — Pero se lo dices. ¡El desayuno es la comida más importante del día!
No tardaron en llegar a una de las calles principales del Distrito Comercial, donde los puestos de comida eran igual o más numerosos que los locales de comida. A Jun le costaba caminar entre la gente, sin embargo, para Chika era fácil, casi parecía que la gente se apartase cuando ella intentaba dar un paso. ¿Sería por su pelo? ¿Por sus ojos?
—A ver a ver, ¿dónde puede ser?
— Te sigo, Jun-chan.
Es todo lo que dijo, manteniendose suficientemente cerca para no perderla pero sin estorbarle.
— P-Pero, ¡Jun-chan! ¿Cómo se puede tener demasiado de algo bueno? ¿Demasiado dulce? ¿Demasiado entrenamiento? ¿Demasiada lluvia? Vale, definitivamente puede haber demasiada lluvia. Pero no demasiado dulce. Y sí, llevalo al dojo y di... eh... di que es una receta especial para alimentar los músculos o algo así. Seguramente me haya pasado de dulces este mes.
Chika volvió a apartar la mirada. Acababa de presumir de ser la mayor pero lo cierto era que su hermana también llevaba la dieta en la casa, lo de compensar proteinas y glucosa y esas cosas. Y siempre se pasaba de dulces. Necesitaban hacerse fuertes, cuanto antes, para parar a Dragón Rojo, los malvados que habían matado a todos los señores feudales del mundo y cientos de personas inocentes. Así que la dieta era algo prioritario, pero los pastelitos. LOS PASTELITOS.
—Es que mi hermano me llevó arrastrando casi de la cama para entrenar y no tenía muchas ganas de hacerme algo. Igual, nunca me pasó nada por no desayunar.
Chika se cruzó de brazos y frunció el ceño, ofendida.
— Pues la próxima vez dile que te traiga una magdalena, un bollo o un vaso de leche. — deshizo el cruce de brazos y desfrunció el ceño. — Pero diselo... después de que haga los dulces. Cuando vayas a traermelos. — volvió a cruzarse de brazos y fruncir el ceño. — Pero se lo dices. ¡El desayuno es la comida más importante del día!
No tardaron en llegar a una de las calles principales del Distrito Comercial, donde los puestos de comida eran igual o más numerosos que los locales de comida. A Jun le costaba caminar entre la gente, sin embargo, para Chika era fácil, casi parecía que la gente se apartase cuando ella intentaba dar un paso. ¿Sería por su pelo? ¿Por sus ojos?
—A ver a ver, ¿dónde puede ser?
— Te sigo, Jun-chan.
Es todo lo que dijo, manteniendose suficientemente cerca para no perderla pero sin estorbarle.