15/07/2021, 18:40
Por fin Kimi había llegado al examen de genin. Después del accidente todo se había vuelto muy gris para Chika. Sus días antes de eso habían sido buenos, viendolos ahora, completamente espectaculares. Pero desde entonces su relación con su hermana se había vuelto algo más complicada. Entrenar era complicado, pues no podía usar todo su potencial contra ella.
No solo era mayor que ella, sino que Kimi estaba gravemente herida. A pesar de que sus heridas hubiesen sanado, el recuerdo estaba nitido en la cabeza de Chika. El de su hermanita pequeña aplastada por rocas, su brazo destrozado, su sangre adornando el suelo. Cada vez que iba a darle un golpe minimamente fuerte se paralizaba. A base de entrenar había conseguido poder darle golpes sencillos, pero siempre acababa conteniendose y Kimi se molestaba.
Chika negó con la cabeza. No, no era el momento. Se cambió la pequeña cajita que llevaba consigo de mano, de la derecha a la izquierda. Estaba bajo la cornisa del Torreón de la Academia, esperando a que saliera Kimi bandana en mano.
No tardó en oír a un grupo de estudiantes haciendo alboroto en el interior y se giró para encontrarse a Kimi yendo hacia ella, bandana ya en la frente.
—Oh, ¡hola! Qué bien que hayas venido. Justo iba a ir a buscarte.
— ¡Hey, felicidades! Raijin me insistió que te esperase en casa, pero he preferido adelantarme y traerte tu premio aquí mismo. ¡Ta da!
Extendió ambos brazos hacia Kimi, enseñandole la cajita y abriendola. Dentro había una magdalena de tamaño considerable, le ocuparía la mano entera si la agarrase, con un glaseado de chocolate con leche y con chocolate blanco tenía dibujado el simbolo de la villa.
— ¿Qué te parece? ¡La he hecho yo sola! Es la mejor magdalena de mis primera magdalenas y, y, y le he hecho una capa de chocolate con el simbolo de la villa y todo. Puedes agarrarla de abajo, ahí no hay chocolate. Pruebala, Mi-chan.
Si Kimi se fijaba vería algunas migas en el karategi de Chika. Durante el periodo de tiempo entre que Kimi se había ido y la peliazul había salido de casa, se había dedicado a lidiar con los nervios zampando el resto de magdalenas.