16/07/2021, 11:44
El profesor les llevó hasta la sala de entrenamiento de Shurikenjutsu, que ambas conocían como la peor de las salas que habían pisado en la academia. Si bien eran diosas del Taijutsu, paladinas del Raiton y combatientes natas, era coger un arma y se les cruzaban las neuronas. No funcionaban. Kimi era familiar con un par de armas especificas del dojo, pero sobre todo a pelear en contra del arma, nunca a usarla.
Y cómo no podía estarse quieta, Kimi lo hizo. Cogió un shuriken y lo lanzó, Chika quería apartar la mirada para no tener que verlo, pero no podía simplemente ignorar a su querida hermana. Y aunque lo hubiese hecho, hubiese oído el ruido metalico del arma cayendo al suelo de la forma más patetica, sin siquiera llegar a su blanco.
—Mejor empecemos ya.
— ¿A entrenar Bukijutsu? ¿En plena misión? — preguntó Chika confusa.
Y cómo no podía estarse quieta, Kimi lo hizo. Cogió un shuriken y lo lanzó, Chika quería apartar la mirada para no tener que verlo, pero no podía simplemente ignorar a su querida hermana. Y aunque lo hubiese hecho, hubiese oído el ruido metalico del arma cayendo al suelo de la forma más patetica, sin siquiera llegar a su blanco.
—Mejor empecemos ya.
— ¿A entrenar Bukijutsu? ¿En plena misión? — preguntó Chika confusa.