19/07/2021, 11:24
Jun reaccionó rápido a intentar lidiar con las fugas de la barricada improvisada. Su sudadera, apretada contra la parte baja, limitaría el influjo de agua hacia la tienda. Sin embargo, pronto se daría cuenta de que los imperfectos de la barricada no los podía tapar con su vaina. Los agujeros eran pequeños y su vaina era bastante más grande.
Entre lo que entraba de esos agujeros y lo que podía colarse por debajo, ahora que estaba medio taponado por su sudadera, tampoco tenía que estar freneticamente sacando agua. Podía hacerlo a un ritmo constante pero sin prisa. Si se lo tomaba con filosofia, podía ser hasta relajante.
Entonces sintió un gota de agua en la nariz. Un suave golpecito húmedo desde arriba. Si alzaba la mirada al techo vería una humedad y una gotera que caía justo donde ella estaba. Y no había ni rastro del señor.
Entre lo que entraba de esos agujeros y lo que podía colarse por debajo, ahora que estaba medio taponado por su sudadera, tampoco tenía que estar freneticamente sacando agua. Podía hacerlo a un ritmo constante pero sin prisa. Si se lo tomaba con filosofia, podía ser hasta relajante.
Entonces sintió un gota de agua en la nariz. Un suave golpecito húmedo desde arriba. Si alzaba la mirada al techo vería una humedad y una gotera que caía justo donde ella estaba. Y no había ni rastro del señor.