24/07/2021, 02:15
Zaide sonrió. Aquel chico era gracioso.
—¿De verdad crees que voy a matarte después del trabajo que me costó mantenerte con vida? —Sí, quizá al chico le resultase rara aquella frase. Y, probablemente, fuese jodidamente pretenciosa y una verdad muy cogida con pinzas. Pero, oh, es que él no lo había visto. A Daigo, a la araña, tocándole las pelotas a cada oportunidad que tenían mientras él le tenía pillado por el gaznate—. Así que te enfrentaste a un General, ¿huh?
Vaya, le sorprendía. Iba a empezar con otras preguntas, pero aquello logró captar toda su atención. Tomó uno de los palos y se lo ofreció a Yota, con un pescado en él.
—Con un poco de contorsionismo seguro que eres capaz de pasar las manos hacia adelante, aún esposado —dijo. Luego tomó otro palo e hincó el diente a su atún—. Recién pescados. Con un poco de sal estarían de muerte, pero no están mal, ¿huh?
No es que él fuese famoso por su mano con la cocina. Pero si tenía un buen fuego y materia prima decente, al menos aseguraba algo comestible. Años comiendo a la intemperie tenía que servir para algo, después de todo.
—El suicida sigue vivo. Un poco convaleciente, eso no te lo voy a negar —dijo mientras daba otro mordisco—. La araña es muy maja. Está estupendamente.
»Así que cuéntame, Yota, ¿cómo te fue en ese cara a cara con el General? ¿Apuesto a que era un hijo de puta más grande que yo, huh?
—¿De verdad crees que voy a matarte después del trabajo que me costó mantenerte con vida? —Sí, quizá al chico le resultase rara aquella frase. Y, probablemente, fuese jodidamente pretenciosa y una verdad muy cogida con pinzas. Pero, oh, es que él no lo había visto. A Daigo, a la araña, tocándole las pelotas a cada oportunidad que tenían mientras él le tenía pillado por el gaznate—. Así que te enfrentaste a un General, ¿huh?
Vaya, le sorprendía. Iba a empezar con otras preguntas, pero aquello logró captar toda su atención. Tomó uno de los palos y se lo ofreció a Yota, con un pescado en él.
—Con un poco de contorsionismo seguro que eres capaz de pasar las manos hacia adelante, aún esposado —dijo. Luego tomó otro palo e hincó el diente a su atún—. Recién pescados. Con un poco de sal estarían de muerte, pero no están mal, ¿huh?
No es que él fuese famoso por su mano con la cocina. Pero si tenía un buen fuego y materia prima decente, al menos aseguraba algo comestible. Años comiendo a la intemperie tenía que servir para algo, después de todo.
—El suicida sigue vivo. Un poco convaleciente, eso no te lo voy a negar —dijo mientras daba otro mordisco—. La araña es muy maja. Está estupendamente.
»Así que cuéntame, Yota, ¿cómo te fue en ese cara a cara con el General? ¿Apuesto a que era un hijo de puta más grande que yo, huh?