24/07/2021, 12:19
—¿De verdad crees que voy a matarte después del trabajo que me costó mantenerte con vida?
Bueno, para qué negarlo. Lo que había dicho parecía tener hasta sentido. de quererme muerto nos e habría tomado las molestias que se había tomado y eso que probablemente entre el rato que me durmió y luego cuando caí inconsciente me hubiese perdido alguna que otra liada o algo así. Lo cierto es que fuimos unos ingenuos y tras aquella bola de fuego gigante tuvimos que habernos largado de allí. Sin más.
. Así que te enfrentaste a un General, ¿huh?
Asentí con la cabeza. Solo de recordar aquello me daban escalofríos. Más de los que ya tenía por el puto frío. El tipo me ofreció un palo de esos que tenía pinchado un pescado, me lo quedé mirando con cara de circunstancias.
—Con un poco de contorsionismo seguro que eres capaz de pasar las manos hacia adelante, aún esposado. Recién pescados. Con un poco de sal estarían de muerte, pero no están mal, ¿huh?
— ¿Un poco de contorsionismo? Vamos, suelta los grilletes. No voy a intentar nada. Ni siquiera estoy en un estado como para intentar nada. De hecho, a saber donde coño me has traído, lo mismo estoy en un sitio donde están todos tus amiguitos de Dragón Rojo.
«Casi que me ofende que me tome por un gilipollas de tal magnitud»
Al mismo tiempo, sonaba tranquilizador que tanto Daigo como Kumopansa estaban bien. Aunque eso de que la araña era maja... bueno, supongo que tenía sus días.
— Digamos que el que hizo de grano en el culo fui yo. Esos cabrones estaban buscando algo por el País del Bosque y fueron a toparse con el cabrón con más mala leche de la hierba mientras los demás os matabais en el valle de los Dojos. Pero qué te voy a contar sobre eso...
Bueno, para qué negarlo. Lo que había dicho parecía tener hasta sentido. de quererme muerto nos e habría tomado las molestias que se había tomado y eso que probablemente entre el rato que me durmió y luego cuando caí inconsciente me hubiese perdido alguna que otra liada o algo así. Lo cierto es que fuimos unos ingenuos y tras aquella bola de fuego gigante tuvimos que habernos largado de allí. Sin más.
. Así que te enfrentaste a un General, ¿huh?
Asentí con la cabeza. Solo de recordar aquello me daban escalofríos. Más de los que ya tenía por el puto frío. El tipo me ofreció un palo de esos que tenía pinchado un pescado, me lo quedé mirando con cara de circunstancias.
—Con un poco de contorsionismo seguro que eres capaz de pasar las manos hacia adelante, aún esposado. Recién pescados. Con un poco de sal estarían de muerte, pero no están mal, ¿huh?
— ¿Un poco de contorsionismo? Vamos, suelta los grilletes. No voy a intentar nada. Ni siquiera estoy en un estado como para intentar nada. De hecho, a saber donde coño me has traído, lo mismo estoy en un sitio donde están todos tus amiguitos de Dragón Rojo.
«Casi que me ofende que me tome por un gilipollas de tal magnitud»
Al mismo tiempo, sonaba tranquilizador que tanto Daigo como Kumopansa estaban bien. Aunque eso de que la araña era maja... bueno, supongo que tenía sus días.
— Digamos que el que hizo de grano en el culo fui yo. Esos cabrones estaban buscando algo por el País del Bosque y fueron a toparse con el cabrón con más mala leche de la hierba mientras los demás os matabais en el valle de los Dojos. Pero qué te voy a contar sobre eso...
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa