24/07/2021, 17:14
—Después de lo que me costó capturarte, no puedo jugármela a soltarte las esposas. Menos teniendo en cuenta que eres el cabrón con más mala leche de la hierba
En lugar de mostrar desaprobación o decepción, mi rostro dibujó una media sonrisa. Resultaba entre divertido e irónico que me hubiese seguido el juego de aquella referencia de ser el cabrón con más mala leche de entre los kusajin. Aunque, pensándolo bien, no era descartable que lo fuese. Posiblemente rivalizaría con la chica aquella que conocí el día que volví a Kusagakure durante el ataque de los revolucionarios aquellos que se compincharon con el propio Kurama. Zaide dejó mi pescado apoyado en la pared, así que no tuve otra que ir a por él. Me levanté y lo agarré con la mano. REgresé hasta mi asiento, tratandod e pasar el palo por debajo de las piernas sin romperlo ni joder el maldito pescado. Así sería como iba a comer, en una posción más cercana a la acciónd e cagar que a otra cosa. Di un primer mordisco.
«Si que está bastante soso, si...»
—. ¿Mataste al General, entonces? —quiso saber—. ¿Y qué pasa con Kurama? ¿Habéis hecho algún avance al respecto? ¿O estáis tan perdidos como con Dragón Rojo?
Cada vez que abría la boca se le veía más ansioso y curioso por aquel particular encuentro, pero no iba a pecar de estupidez. Por mucho que ahora estuviésemos en un ambiente más bien distendido, seguía estando maniatado y recluso por ese Uchiha cabrón y ya había dejado claro que aquello iba a seguir siendo así por el momento.
— Solo quise que se fuera con el rabo entre las piernas. Me costó pero lo conseguí. No hubiese sido prudente por mi parte otra cosa. No podía arriesgarme a que la cosa se fuese de madre, no en mi hogar — confesé para dar un nuevo mordisco al jodido pez. — Algo hemos aprendido de todo aquello, pero como imaginarás es confidencial y al último que se lo contaría es a ti
Tomé un poco de descanso, sujetando el palo entre mis piernas y apoyando el culo sobre la superficie que ejercía de silla.
En lugar de mostrar desaprobación o decepción, mi rostro dibujó una media sonrisa. Resultaba entre divertido e irónico que me hubiese seguido el juego de aquella referencia de ser el cabrón con más mala leche de entre los kusajin. Aunque, pensándolo bien, no era descartable que lo fuese. Posiblemente rivalizaría con la chica aquella que conocí el día que volví a Kusagakure durante el ataque de los revolucionarios aquellos que se compincharon con el propio Kurama. Zaide dejó mi pescado apoyado en la pared, así que no tuve otra que ir a por él. Me levanté y lo agarré con la mano. REgresé hasta mi asiento, tratandod e pasar el palo por debajo de las piernas sin romperlo ni joder el maldito pescado. Así sería como iba a comer, en una posción más cercana a la acciónd e cagar que a otra cosa. Di un primer mordisco.
«Si que está bastante soso, si...»
—. ¿Mataste al General, entonces? —quiso saber—. ¿Y qué pasa con Kurama? ¿Habéis hecho algún avance al respecto? ¿O estáis tan perdidos como con Dragón Rojo?
Cada vez que abría la boca se le veía más ansioso y curioso por aquel particular encuentro, pero no iba a pecar de estupidez. Por mucho que ahora estuviésemos en un ambiente más bien distendido, seguía estando maniatado y recluso por ese Uchiha cabrón y ya había dejado claro que aquello iba a seguir siendo así por el momento.
— Solo quise que se fuera con el rabo entre las piernas. Me costó pero lo conseguí. No hubiese sido prudente por mi parte otra cosa. No podía arriesgarme a que la cosa se fuese de madre, no en mi hogar — confesé para dar un nuevo mordisco al jodido pez. — Algo hemos aprendido de todo aquello, pero como imaginarás es confidencial y al último que se lo contaría es a ti
Tomé un poco de descanso, sujetando el palo entre mis piernas y apoyando el culo sobre la superficie que ejercía de silla.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa