25/07/2021, 00:25
Zaide se llevó una mano a la cara, dejando tan solo a la vista su ojo carmesí.
—Maldito seas por obligarme a hacerlo, chico. —Se levantó. Hizo una seña con la mano para que alguien del interior de la cueva se acercase: era un clon suyo, que traía a Yota amordazado y esposado
El joven kusajin miró a su compañero de batallas. Tenía la cara llena de moratones, un ojo hinchado, el labio partido y tenía sangre seca en los orificios de la nariz. Intentó decirle algo, pero la mordaza impedía que se le entendiese nada más que sonidos incoherentes. El clon desapareció en un sonoro: ¡pluff!
—No solo me ha contado sobre vuestra morada, chico. En cuanto amenacé con matar a su araña, la ubicación de Kusagakure fue lo menos importante que me reveló. —Extrajo el hacha de su cinto, y apuntó con ella a Daigo—. Que sepas que esto es tu responsabilidad. Esto, es cosa tuya.
El hacha bajó…
—¡¡¡GGGHHHHHHH!!!
… y se llevó por delante un pie de Yota. No fue un golpe limpio. Se había quedado encajado en mitad del hueso, roto, y tuvo que sacarlo de un fuerte tirón y darle otro tremendo hachazo para terminar de cercenárselo. Yota chillaba, gemía, se sacudía. El pie le chorreaba sangre y Zaide tuvo que aplicarle un torniquete. Luego se acercó a la hoguera y dejó que el hacha se calentase en el fuego por unos eternos segundos. Fue hasta Yota y le pegó la hoja en la herida abierta. Empezó a salir humo, y los chillidos de Yota fueron tan agudos que terminó por desmayarse.
El olor a piel quemada y sangre empapó el olfato de Daigo. Zaide empezó a abofetear a Yota para que se despertase.
—Maldito seas por obligarme a hacerlo, chico. —Se levantó. Hizo una seña con la mano para que alguien del interior de la cueva se acercase: era un clon suyo, que traía a Yota amordazado y esposado
El joven kusajin miró a su compañero de batallas. Tenía la cara llena de moratones, un ojo hinchado, el labio partido y tenía sangre seca en los orificios de la nariz. Intentó decirle algo, pero la mordaza impedía que se le entendiese nada más que sonidos incoherentes. El clon desapareció en un sonoro: ¡pluff!
—No solo me ha contado sobre vuestra morada, chico. En cuanto amenacé con matar a su araña, la ubicación de Kusagakure fue lo menos importante que me reveló. —Extrajo el hacha de su cinto, y apuntó con ella a Daigo—. Que sepas que esto es tu responsabilidad. Esto, es cosa tuya.
El hacha bajó…
—¡¡¡GGGHHHHHHH!!!
… y se llevó por delante un pie de Yota. No fue un golpe limpio. Se había quedado encajado en mitad del hueso, roto, y tuvo que sacarlo de un fuerte tirón y darle otro tremendo hachazo para terminar de cercenárselo. Yota chillaba, gemía, se sacudía. El pie le chorreaba sangre y Zaide tuvo que aplicarle un torniquete. Luego se acercó a la hoguera y dejó que el hacha se calentase en el fuego por unos eternos segundos. Fue hasta Yota y le pegó la hoja en la herida abierta. Empezó a salir humo, y los chillidos de Yota fueron tan agudos que terminó por desmayarse.
El olor a piel quemada y sangre empapó el olfato de Daigo. Zaide empezó a abofetear a Yota para que se despertase.
![[Imagen: Uchiha-Zaide-eyes2.png]](https://i.ibb.co/gwnNShR/Uchiha-Zaide-eyes2.png)