27/07/2021, 13:29
—Ah, ¿vale más un enemigo de la nación que uno de sus leales súbditos? Se nota que os valoran como os merecéis —dijo, sarcástico—. Y sí, por poder, podría. Me encontré con Juro hace no mucho. Quizá hubiese podido derrotarle. Pero, ¿entregar a alguien que había asesinado a un tirano y se había revelado contra su propia villa? —Zaide negó con la cabeza—. Respeto al chico lo suficiente como para no caer tan bajo por un puñado de billetes.
»Soy un hombre curioso, Yota. Me gusta saber. Pero créeme, no busco nada en particular de Kusagakure. Te debes pensar que soy uno de esos tíos que planifican cada movimiento al dedillo —soltó una carcajada, por lo evidente—. Mírame, joder. Si fuese ese tipo de persona yo no estaría medio ciego y tú no estarías esposado con tus propias esposas. —Es que no se había preparado bien ni en eso. ¿No veía lo desastre que era?—. Soy de improvisar, Yota. Ni siquiera sé si tu Kage se prestará a negociar con un criminal como yo o directamente me mandará a la mierda. Pero, si lo hace, estoy dispuesto a escuchar ofertas. No todo es dinero, eso es cierto.
Dinero, simple y llanamente dinero, con un mínimo código, tampoco es que fuese el nuevo Robin Hood, por decirlo de algún modo. Ya era cierto que todos teníamos un maldito precio. Pero el interrogatorio seguía y él no había dicho su última palabra, claro. Sacó algo de su portaojetos y lo desplegó delante de mis narices.
—¿Dónde está Kusagakure?
Era un jodido mapa del País del Bosque. Mire el mapa, lo miré luego a él y volví la vista rápidamente hasta el papel que dibujaba mi patria.
Has de saber que, antes de partir, le haré la misma pregunta a Daigo. Espero que coincidáis.
Se me escapó la risa por debajo de la nariz. Maldito hijo de la gran puta.
— Pierdes el tiempo, ni Daigo ni yo vamos a cantar. Ahórrate perder el tiempo y procede a cumplir con tu amenaza
»Soy un hombre curioso, Yota. Me gusta saber. Pero créeme, no busco nada en particular de Kusagakure. Te debes pensar que soy uno de esos tíos que planifican cada movimiento al dedillo —soltó una carcajada, por lo evidente—. Mírame, joder. Si fuese ese tipo de persona yo no estaría medio ciego y tú no estarías esposado con tus propias esposas. —Es que no se había preparado bien ni en eso. ¿No veía lo desastre que era?—. Soy de improvisar, Yota. Ni siquiera sé si tu Kage se prestará a negociar con un criminal como yo o directamente me mandará a la mierda. Pero, si lo hace, estoy dispuesto a escuchar ofertas. No todo es dinero, eso es cierto.
Dinero, simple y llanamente dinero, con un mínimo código, tampoco es que fuese el nuevo Robin Hood, por decirlo de algún modo. Ya era cierto que todos teníamos un maldito precio. Pero el interrogatorio seguía y él no había dicho su última palabra, claro. Sacó algo de su portaojetos y lo desplegó delante de mis narices.
—¿Dónde está Kusagakure?
Era un jodido mapa del País del Bosque. Mire el mapa, lo miré luego a él y volví la vista rápidamente hasta el papel que dibujaba mi patria.
Has de saber que, antes de partir, le haré la misma pregunta a Daigo. Espero que coincidáis.
Se me escapó la risa por debajo de la nariz. Maldito hijo de la gran puta.
— Pierdes el tiempo, ni Daigo ni yo vamos a cantar. Ahórrate perder el tiempo y procede a cumplir con tu amenaza
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa