27/07/2021, 17:17
Pero no contaba con algo. El día había sido lo suficientemente ajetreado como para olvidarse de todo, pero mi cerebro tuvo la delicadeza o la amabilidad de recordarme lo delicioso que eran los caramelos que debía tener guardados en el bolsillo del pantalón. Vamos, dudo que el tipo se hubiese tomado la molestia de mover la petaca de su sitio. Pero lo cierto es que cada 5 segundos me venía un recuerdo distinto y cada uno de ellos me recordaban a los jodidos caramelos. Como si estuviera susurrándome al oído un simple pero repetitivo "¿por qué no te comes uno de esos?".
Bajé la mirada tratando de resistirme.
—Respeto tus agallas, pero piénsatelo una segunda vez. Tiempo tengo todo el del mundo. Vas a cantar, tarde o temprano. Te digo más —añadió—. Voy a confesarte un secreto: con mis ojos, puedo subyugar tu mente y obligarte a responderme. No es que funcione con todos. Los hay lo suficientemente fuertes como para resistirse. Pero si ya logré hacer que te desmayases… lo otro no es más complicado.
«¿Y si...?»
Sacudí la cabeza. Tan solo era mi cabeza sugiriéndome gilipolleces con tal de llevarme un caramelo a la jodida boca. Debía mantenerme firme.
—El único motivo por el que no lo he hecho todavía es porque tendría que quitarte las esposas, y, para asegurarme de que no me haces ningún sello a traición, antes tendría que cortarte los dedos. Es un puto engorro —se quejó—. Piénsalo bien: vas a acabar tu carrera ninja aquí y ahora solo por retrasarme cinco minutos. Cinco jodidos minutos, chico. Eso es todo lo que puedes ganar.
Levanté el rostro, mostrando mi sonrisa.
—¿Qué va a ser entonces?
— Con mi sacrificio sirvo a Kusagakure, hijo de puta
Bajé la mirada tratando de resistirme.
—Respeto tus agallas, pero piénsatelo una segunda vez. Tiempo tengo todo el del mundo. Vas a cantar, tarde o temprano. Te digo más —añadió—. Voy a confesarte un secreto: con mis ojos, puedo subyugar tu mente y obligarte a responderme. No es que funcione con todos. Los hay lo suficientemente fuertes como para resistirse. Pero si ya logré hacer que te desmayases… lo otro no es más complicado.
«¿Y si...?»
Sacudí la cabeza. Tan solo era mi cabeza sugiriéndome gilipolleces con tal de llevarme un caramelo a la jodida boca. Debía mantenerme firme.
—El único motivo por el que no lo he hecho todavía es porque tendría que quitarte las esposas, y, para asegurarme de que no me haces ningún sello a traición, antes tendría que cortarte los dedos. Es un puto engorro —se quejó—. Piénsalo bien: vas a acabar tu carrera ninja aquí y ahora solo por retrasarme cinco minutos. Cinco jodidos minutos, chico. Eso es todo lo que puedes ganar.
Levanté el rostro, mostrando mi sonrisa.
—¿Qué va a ser entonces?
— Con mi sacrificio sirvo a Kusagakure, hijo de puta
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa