2/08/2021, 14:50
Fëng se llevaría una mano a la cabeza a modo afirmativo, de la misma forma que un soldado raso aceptaba sin rechistar una orden de cualquier rango superior. Tras avanzar un poco más, de un hueco de la pared aparecería un hombre con ropas de diversos tonos marrones y verdes, con lo que parecía una especie de porra en una de sus manos, siendo esta arrastrada levantando algo de polvo, y yendo en dirección a la joven.
— ¿A dónde creéis que vais? Debéis pagar un peaje para ascender a la montaña — afirmaría con una voz seca y carrasposa.
Si la amejín se giraba entonces, podría observar que a la espalda de su pequeño grupo, otros dos bandidos habían salido también en su búsqueda para cerrarles el paso, armados con un kusarigama en manos de uno, y una lanza en las manos de otro. Detras del que parecía ser el cabecilla, también salió una persona más, de la misma fuerte complexión que el resto, con una extraña espada en sus manos.
— Woops, parece que estamos en problemas — dijo sin cambiar su inocente tono de voz, mientras movía la cabeza de un lado a otro.
— ¿A dónde creéis que vais? Debéis pagar un peaje para ascender a la montaña — afirmaría con una voz seca y carrasposa.
Si la amejín se giraba entonces, podría observar que a la espalda de su pequeño grupo, otros dos bandidos habían salido también en su búsqueda para cerrarles el paso, armados con un kusarigama en manos de uno, y una lanza en las manos de otro. Detras del que parecía ser el cabecilla, también salió una persona más, de la misma fuerte complexión que el resto, con una extraña espada en sus manos.
— Woops, parece que estamos en problemas — dijo sin cambiar su inocente tono de voz, mientras movía la cabeza de un lado a otro.