13/08/2021, 14:07
Akame no respondió al primer comentario, como quien no quiere quitarle la ilusión al niño que todavía cree en los cuentos de hadas. Sí respondió a lo segundo:
—Pronto estarás con él.
Zaide y Akame se miraron dentro de la ilusión. El Uchiha sabía que a cada segundo que pasaba era un riesgo mayor a ser descubierto. No sabía si Akame y Yota se conocían, o del tipo de relación que había entre ellos dos, de haberla. Mejor finiquitar aquello cuanto antes.
—Tenemos trabajo que hacer.
Akame asintió, y desapareció entre las sombras por unos segundos solo para después regresar con un cubo lleno de nieve.
—Procura no romperle más huesos —dijo, dejando el cubo exactamente en la posición donde estaba fuera de la ilusión—. No creo que Kintsugi quiera aflojar la pasta por un ninja acabado.
Le lanzó una última mirada a Yota, inquisitiva, antes de desaparecer por última vez entre las sombras. Zaide tomó uno de los caramelos del kusajin de una bolsa y se lo echó a la boca antes de tirar a Yota de nuevo al suelo de una patada y volver a cogerle del rostro, exactamente como al principio de la ilusión.
El Genjutsu finalizó.
—Vamos a portarnos bien, ¿huh? No me obligues a ser un cabrón —le dio un par de cachetadas en la mejilla, a medio camino entre una carantoña y una bofetada, y tiró de él para volver a erguirlo—. Sígueme. Vamos junto a tu amigo.
Tomó el caldero de nieve y empezó a andar.
—Pronto estarás con él.
Zaide y Akame se miraron dentro de la ilusión. El Uchiha sabía que a cada segundo que pasaba era un riesgo mayor a ser descubierto. No sabía si Akame y Yota se conocían, o del tipo de relación que había entre ellos dos, de haberla. Mejor finiquitar aquello cuanto antes.
—Tenemos trabajo que hacer.
Akame asintió, y desapareció entre las sombras por unos segundos solo para después regresar con un cubo lleno de nieve.
—Procura no romperle más huesos —dijo, dejando el cubo exactamente en la posición donde estaba fuera de la ilusión—. No creo que Kintsugi quiera aflojar la pasta por un ninja acabado.
Le lanzó una última mirada a Yota, inquisitiva, antes de desaparecer por última vez entre las sombras. Zaide tomó uno de los caramelos del kusajin de una bolsa y se lo echó a la boca antes de tirar a Yota de nuevo al suelo de una patada y volver a cogerle del rostro, exactamente como al principio de la ilusión.
El Genjutsu finalizó.
—Vamos a portarnos bien, ¿huh? No me obligues a ser un cabrón —le dio un par de cachetadas en la mejilla, a medio camino entre una carantoña y una bofetada, y tiró de él para volver a erguirlo—. Sígueme. Vamos junto a tu amigo.
Tomó el caldero de nieve y empezó a andar.