23/08/2021, 03:04
— Oouuhhmmm... ¿Baños y restaurante también has dicho? Suena interesante.
El rostro de la niña se iluminó al instante. Aceptó la mano de Lyndis con las dos suyas y la arrastró, siempre que la kunoichi se dejara, al interior del local mientras le hablaba de las muchas virtudes que tenía:
— Sí, sí, los baños son enoooormes. Y si lo pide, señorita, le darán jabón que hace muuuucha espuma. Así podrá limpiarse la cara.
Una vez dentro, iría directa al mostrador, detrás del cual esperaba una mujer mayor que Lyndis y la niña juntas. En edad, claro.
— ¡Mamá, mira! ¡Una kunoichi! ¡Y tú diciendo que no iba a encontrar a nadie! — la niña puso la mano de Lyndis sobre el mostrados y puso los brazos en jarra, inflando el pecho con orgullo.
— Yo no dije eso, Lily-chan. Dije que eras demasiado bajita para que te vieran. — corrigió la mujer con voz suave y tono aterciopelado.
— ¡Pues eso es casi peor! — le contestó Lily inflando los mofletes en señal de protesta.
— Perdona a mi hija, tiene demasiada energia como puedes ver. Bienvenida al Shuriken Flotante. Me llamo Ukabi Makura, pero puedes llamarme Maku-chan. ¿Estás de paso? ¿Vienes a bañarte? ¿A comer?
Maku-chan era una mujer de unos treinta años largos con una larga melena de color verde palido recogida en una cuidada trenza que le caía por delante. Sus ojos eran de un verde mucho más oscuro y tenía una leve sonrisa maternal. Vestía un kimono igual al de su hija, tan holgado que era difícil distinguir su figura. Sobre todo, tras el mostrador.
El rostro de la niña se iluminó al instante. Aceptó la mano de Lyndis con las dos suyas y la arrastró, siempre que la kunoichi se dejara, al interior del local mientras le hablaba de las muchas virtudes que tenía:
— Sí, sí, los baños son enoooormes. Y si lo pide, señorita, le darán jabón que hace muuuucha espuma. Así podrá limpiarse la cara.
Una vez dentro, iría directa al mostrador, detrás del cual esperaba una mujer mayor que Lyndis y la niña juntas. En edad, claro.
— ¡Mamá, mira! ¡Una kunoichi! ¡Y tú diciendo que no iba a encontrar a nadie! — la niña puso la mano de Lyndis sobre el mostrados y puso los brazos en jarra, inflando el pecho con orgullo.
— Yo no dije eso, Lily-chan. Dije que eras demasiado bajita para que te vieran. — corrigió la mujer con voz suave y tono aterciopelado.
— ¡Pues eso es casi peor! — le contestó Lily inflando los mofletes en señal de protesta.
— Perdona a mi hija, tiene demasiada energia como puedes ver. Bienvenida al Shuriken Flotante. Me llamo Ukabi Makura, pero puedes llamarme Maku-chan. ¿Estás de paso? ¿Vienes a bañarte? ¿A comer?
Maku-chan era una mujer de unos treinta años largos con una larga melena de color verde palido recogida en una cuidada trenza que le caía por delante. Sus ojos eran de un verde mucho más oscuro y tenía una leve sonrisa maternal. Vestía un kimono igual al de su hija, tan holgado que era difícil distinguir su figura. Sobre todo, tras el mostrador.