9/09/2021, 21:50
La había seguido hasta allí. ¿Pero cómo? Estaba segura de haber corrido por varias calles para desviar la atención en diversos cruces, tenía angustia de todo el esfuerzo y cansancio, y había subido al tren casi de milagro. Y allí estaba, como si nunca se hubiera marchado de aquel vagón, sin haberse si quiera despeinado. Quería romperle ahí mismo los dientes, queria estrellarle la cara contra la mesa y luego contra la ventana, o tal vez al reves. Pero si lo hacía, solo Dios sabía que es lo que podría llegar a hacer en un tren lleno de civiles. Por ahora, solo le quedaba escuchar mientras apretaba los puños.
— ¿Qué coño quieres? ¿Quién cojones eres? — dijo con las manos cerradas, y todo el cuerpo en tensión por las ganas que le tenía.
Siempre pensaba que huir de un combate era de cobardes y débiles, que debía afrontar los problemas que se le pusieran delante pero... Pero solo, y tan solo tal vez, por huir de un problema puntual podría vivir un día más para volverse más fuerte, y posteriormente, enfrentarlo. Si, eso era lo que debía de pensar, eso es lo que le daría fuerzas.
— ¿Qué coño quieres? ¿Quién cojones eres? — dijo con las manos cerradas, y todo el cuerpo en tensión por las ganas que le tenía.
Siempre pensaba que huir de un combate era de cobardes y débiles, que debía afrontar los problemas que se le pusieran delante pero... Pero solo, y tan solo tal vez, por huir de un problema puntual podría vivir un día más para volverse más fuerte, y posteriormente, enfrentarlo. Si, eso era lo que debía de pensar, eso es lo que le daría fuerzas.