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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#69
Para venderle a Nathifa, claro, y porque había decidido que no iba a soltar a Yota tan pronto. Prefería dejar entrever a Kusagakure que el senjutsero había muerto a dejarle entrever que él era un pusilánime. Al menos, hasta que cumpliesen su petición. Y si no lo hacían, quizá fuese hora de acabar con su vida, después de todo. No era un carnicero para ir cortando brazos por ahí. No era su estilo. Pero de matar sabía un rato. De hecho, de haber realizado aquel secuestro hacía unos años, lo más probable es que Yota ya estuviese cenando con Izanami. Ahora, después del atentado de los Dojos…

… preferiría no volver a mancharse las manos de sangre. Aunque, ¿no era esa otra utopía? Otra mentira que se contaba para poder dormir mejor por las noches hasta que llegaba el día en que la verdad le golpeaba con la fuerza de una villa y la cara de un Daimyō. Y en esos momentos siempre reaccionaba igual. De la única forma que había aprendido. De la única forma que sabía.

Miró a Daigo. Se dio cuenta que todavía no le había respondido. Se dio cuenta que no le apetecía responderle. Invocó a sus aves. Dos para llevarles de viaje. Otra para hacer llegar a Kintsugi su carta ensangrentada.

Les quedaban varias noches sobrevolando el gélido cielo nocturno del Viento y dormitando a la sombra de cuevas para llegar a la Prisión del Yermo. Pero esa, es otra historia. Una que contaremos muy, muy pronto.
[Imagen: Uchiha-Zaide-eyes2.png]
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Mensajes en este tema
RE: ¡Doctor, no siento las piernas! - por Uchiha Zaide - 10/09/2021, 11:31


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