12/09/2021, 23:40
Lyndis no era una chica especialmente sigilosa ni sutil. Empezó a soltar un aura rojiza antes de cargar chakra en su puño y lanzarse a por su puta cabeza al grito de:
— ¡TE VOY A MATAR, HIJO DE PUTA! —
Justo cuando estuviese a escasa distancia de él, se volvería a paralizar como cuando se pelearon la última vez. Aunque ni siquiera podía considerar pelear con él, solo la paralizaba para seguir con su discurso.
— Tienes razón, hablar contigo es una estupidez, ya le preguntaré a Sagiso Ranko. Ah, por si te molestas en ir contando lo que ha pasado por ahí. Ha habido un incendio en el lugar, un accidente, pasa a menudo. ¿Te puedes creer que hay gente que enciende velas por la noche y se olvida de apagarlas? Qué cabeza la suya.
A los pies de ambos, Lyndis podría ver sus sombras, perfectamente interconectadas en una sola.
— ¡TE VOY A MATAR, HIJO DE PUTA! —
Justo cuando estuviese a escasa distancia de él, se volvería a paralizar como cuando se pelearon la última vez. Aunque ni siquiera podía considerar pelear con él, solo la paralizaba para seguir con su discurso.
— Tienes razón, hablar contigo es una estupidez, ya le preguntaré a Sagiso Ranko. Ah, por si te molestas en ir contando lo que ha pasado por ahí. Ha habido un incendio en el lugar, un accidente, pasa a menudo. ¿Te puedes creer que hay gente que enciende velas por la noche y se olvida de apagarlas? Qué cabeza la suya.
A los pies de ambos, Lyndis podría ver sus sombras, perfectamente interconectadas en una sola.