13/09/2021, 00:20
Y de la misma forma que había aparecido, se marchó. No dejo nada que pudiera ser parecido o similar a un rastro. Tal vez un ninja experto en el rastreo y persecución le resultara de lo más sencillo ¿pero quien era el idiota que se especializaba en algo así? Los ANBU tenían capacidades así, pero dedicarte explicitamente a eso sonaba a una gilipollez. ¿Como te defenderías?
¿Y como miraría ahora Lyndis a aquellos que confiaban en ella? Por su culpa una simple familia había muerto sin poder ella haber hecho absolutamente nada más allá de correr por su propia vida. Escapó para vivir un día más simplemente. Debía de volverse más fuerte, debía de entrenar mucho más duro, o esas muertes no podrían ser vengadas siquiera. Si tenía que volver a huir para hacerse más fuerte debía de hacerlo, pero la simple idea le ardía por dentro. Ese puto bastardo pagaría por lo que había hecho, y si le tocaba un solo pelo a su conejita, jamás volvería a ver la luz del sol y comprobaría de primera mano, la fuerza y la furia de un auténtico demonio.
Debía de informar nada más llegará a la aldea. Debía. Pero primero debía comprobar que Ranko no corría peligro. Correría por las calles de la aldea, directa a la mansión Sagiso. Pero con verla entrar en su casa, sería mas que suficiente para que una Lyndis sin aliento y sin fuerzas, estuviera más que satisfecha para volver a casa. Debía entrenar, debía volverse más fuerte. A un Dios no se le amenazaba sin recibir un castigo divino.
¿Y como miraría ahora Lyndis a aquellos que confiaban en ella? Por su culpa una simple familia había muerto sin poder ella haber hecho absolutamente nada más allá de correr por su propia vida. Escapó para vivir un día más simplemente. Debía de volverse más fuerte, debía de entrenar mucho más duro, o esas muertes no podrían ser vengadas siquiera. Si tenía que volver a huir para hacerse más fuerte debía de hacerlo, pero la simple idea le ardía por dentro. Ese puto bastardo pagaría por lo que había hecho, y si le tocaba un solo pelo a su conejita, jamás volvería a ver la luz del sol y comprobaría de primera mano, la fuerza y la furia de un auténtico demonio.
Debía de informar nada más llegará a la aldea. Debía. Pero primero debía comprobar que Ranko no corría peligro. Correría por las calles de la aldea, directa a la mansión Sagiso. Pero con verla entrar en su casa, sería mas que suficiente para que una Lyndis sin aliento y sin fuerzas, estuviera más que satisfecha para volver a casa. Debía entrenar, debía volverse más fuerte. A un Dios no se le amenazaba sin recibir un castigo divino.