27/09/2021, 14:53
— Natsu, Uchiha Natsu
Lo cierto es que me había centrado mucho en lo mío desde el asesinato de mis padres. Seguramente uno actuaba así ante un trauma o una tragedia de aquella magnitud para refugiarse y no pensar demasiado en ello. Pero lo cierto es que aquel primer intercambio de palabras con la pelirosa me hizo pensar en que quizás debería también centrar esfuerzos en socializar con la gente de mi alrededor. En la academia venía a clase y ya como quien dice.
— El Natsu del orfanato
No me avergonzaba de ello. Todo lo contrario. En el orfanato me había sentido arropado y protegido con un entorno que me permitió crecer como estudiante y aprovechar el tiempo entre un pequeño trabajo en una pasteleria mientras hacia mis pinitos en la academia hasta llegar al día de hoy, en el cual lucía mi bandana con el símbolo del remolino con orgullo.
—¡Oh, mira eso! ¿Cómo lo hace?
Si, la muchacha que se había subido a aquel banco haciendo su bailecito. Aquel abrigo o traje o lo que fuese era de lo más interesante. Para que nos entendamos, noe s el típico abrigo que uno se compra en la tienda del barrio. No, aquello era mucho más refinado. Incluso elaborado. De hecho, junto a sus finos y suaves movimientos hacía que su actuación fuese vistosa y provocaba los aplausos de la gente a su alrededor, así como la aparente admiración de Suzaku.
— ¿Sabes? Estoy convencido de que si activasemos el sharingan veríamos chakra alrededor de ese abrigo. Salta a la vista que noe s una brigo normal — De repente caí en algo. — porque has despertado el sharingan, ¿verdad?
Lo cierto es que me había centrado mucho en lo mío desde el asesinato de mis padres. Seguramente uno actuaba así ante un trauma o una tragedia de aquella magnitud para refugiarse y no pensar demasiado en ello. Pero lo cierto es que aquel primer intercambio de palabras con la pelirosa me hizo pensar en que quizás debería también centrar esfuerzos en socializar con la gente de mi alrededor. En la academia venía a clase y ya como quien dice.
— El Natsu del orfanato
No me avergonzaba de ello. Todo lo contrario. En el orfanato me había sentido arropado y protegido con un entorno que me permitió crecer como estudiante y aprovechar el tiempo entre un pequeño trabajo en una pasteleria mientras hacia mis pinitos en la academia hasta llegar al día de hoy, en el cual lucía mi bandana con el símbolo del remolino con orgullo.
—¡Oh, mira eso! ¿Cómo lo hace?
Si, la muchacha que se había subido a aquel banco haciendo su bailecito. Aquel abrigo o traje o lo que fuese era de lo más interesante. Para que nos entendamos, noe s el típico abrigo que uno se compra en la tienda del barrio. No, aquello era mucho más refinado. Incluso elaborado. De hecho, junto a sus finos y suaves movimientos hacía que su actuación fuese vistosa y provocaba los aplausos de la gente a su alrededor, así como la aparente admiración de Suzaku.
— ¿Sabes? Estoy convencido de que si activasemos el sharingan veríamos chakra alrededor de ese abrigo. Salta a la vista que noe s una brigo normal — De repente caí en algo. — porque has despertado el sharingan, ¿verdad?