3/10/2021, 16:41
Shanise sí miró a Ayame, durante un buen rato. No podía ayudarla. No podía ayudarla, porque para empezar, nadie podía ayudarla a ella misma. Shanise comenzó a llorar, completamente en silencio, y echó la vista a atrás. Al sombrero de Arashikage que yacía sin dueña en el escritorio. Lo meditó unos instantes y después se acercó a Ayame, despacio. Se arrodilló frente a ella y acarició su cara, forzándola a mirarla un instante.
—Nadie merece más que tú lo que iba a darte hoy, Aotsuki Ayame —dijo, cuando sus ojos conectaron, unos anegados por las lágrimas y otros acusados de unas profundas ojeras—. No lo haré porque sé cómo te sientes, y porque te conozco. Más de lo que crees. Yui... —Se detuvo un instante—. Yuyu también te conocía. Y sé que estaría de acuerdo. Puede que ahora no puedas entender de lo que estoy hablando, pero eres una chica espabilada. Algún día recordarás estas palabras. —Shanise se levantó—. Yuyu también querría que fueses tú.
La segunda Tormenta se levantó y se dio la vuelta, caminando hacia su escritorio.
»Kokuō, por favor, cuida de ella. Y vuelve. Este despacho necesita que haya al menos alguien que le aporte algo de dignidad. Ayame y yo sólo nos retroalimentaríamos —rio de forma triste, enjuagándose las lágrimas.
—Nadie merece más que tú lo que iba a darte hoy, Aotsuki Ayame —dijo, cuando sus ojos conectaron, unos anegados por las lágrimas y otros acusados de unas profundas ojeras—. No lo haré porque sé cómo te sientes, y porque te conozco. Más de lo que crees. Yui... —Se detuvo un instante—. Yuyu también te conocía. Y sé que estaría de acuerdo. Puede que ahora no puedas entender de lo que estoy hablando, pero eres una chica espabilada. Algún día recordarás estas palabras. —Shanise se levantó—. Yuyu también querría que fueses tú.
La segunda Tormenta se levantó y se dio la vuelta, caminando hacia su escritorio.
»Kokuō, por favor, cuida de ella. Y vuelve. Este despacho necesita que haya al menos alguien que le aporte algo de dignidad. Ayame y yo sólo nos retroalimentaríamos —rio de forma triste, enjuagándose las lágrimas.